Bien, después de convencerme de que THF.es no volverá a andar muy pronto que digamos, decidí actualizar aquí. Espero y les gusta el capitulo. Besos a todas y gracias por leer.
CAPITULO 33: Lo admito, te amo.
Era su primer
día de trabajo en esa empresa y ya tenía millones de cosas por hacer, su jefe
le había encargado un proyecto muy importante que era la construcción de un
edificio para una importante empresa y ahora le dolía la cabeza a sobremanera.
Tenía tantos problemas.
Por un lado
estaba el trabajo, Tom sentía que ser el encargado de construir los planos para
el dichoso edificio era una gran carga para alguien tan principiante como él,
que apenas se acababa de graduar de la universidad, aunque por eso su jefe lo
había escogido, porque según él, Tom aportaría ideas frescas que encantarían a
los dueños del edificio. Por otro lado estaba Bill y su corazón sangrante.
Bill, Bill,
Bill…
El día de Tom
había comenzado bien, o mejor dicho, bien hasta el momento en que tuvo que
presenciar como Bill era besado por el intento de rockero fallido, como él le
decía.
Ver esa
escena le había bajado los ánimos hasta el suelo, pero Tom sabía a lo que se
enfrentaba y no se daría por vencido tan fácilmente, no de nuevo. Además lo
alentaba a seguir adelante el hecho de que Bill se había dejado besar por él la
noche anterior, por algo tenía que ser ¿no?, estaba seguro de que el pelinegro
lo seguía amando de la misma manera en la que él lo amaba. De alguna u otra
forma no podía evitar sentirse algo molesto con Bill, pero al final de cuentas el que tenía la
culpa de todo era él.
Eran las
siete de la tarde y la jornada laboral por fin había concluido, así que no lo
pensó dos veces; decidió ir a buscarlo a su oficina ya que en todo el ocupado
día no lo había hecho, tenía ganas de verlo, abrazarlo, oler su dulce aroma que
tanto le encantaba aunque fuese de lejos y oír su melodiosa voz.
Recogió sus
cosas guardándolas en un pequeño maletín que cargaba con él y salió rumbo a la
oficina de su ex novio con paso firme y rápido, no quería que Bill se fuera y
no lograr verlo.
El pelinegro
se encontraba en su oficina pensativo, no podía creer que ahora que por fin se
había decidido a dejar a Jared, se hubiera arrepentido a la mera hora; y es no
era tan fácil y nunca lo sería ya que no quería que su novio saliera lastimado.
No quería
herir a nadie, quería que las personas que giraran alrededor de su pequeño
mundo fueran felices, pero, ¿cuándo iba a ser feliz él? ¿cuándo empezaría a
luchar por su felicidad? ¿acaso Tom era su felicidad? ¡no lo sabía! por lo
tanto no había batalla que luchar.
Esa no era la
vida que se imaginaba para él cuando era un niño y si quería estar bien consigo
mismo tendría que empezar a ser egoísta y pensar solo por él, por su bienestar.
“¿Cómo saber
cuando una persona es la correcta para ti? ¿Cómo saber si esa persona es tu
otra mitad?”—pensó.
No lo sabía,
y tal vez nunca encontraría la respuesta a esa pregunta como a muchas otras más
que rondaban en su atormentada mente, pero muy en el fondo de su corazón
deseaba que si tuviera un alma gemela, o lo que sea que fuera, sin duda alguna quería
que esa persona fuera el chico de trenzas negras.
De repente se
escucho el ruido de la puerta de su oficina al abrirse, sacándolo rápidamente
de sus pensamientos. Se sorprendió al ver a Tom ahí ya que la mayoría de los
empleados que laboraban en el edificio ya se habían marchado.
—Hola— dijo
el trenzado torpemente —toqué la puerta pero no contestaste, así que decidí
entrar, espero y no te moleste —a veces Tom podía parecer tan tierno que
incluso dolía.
—Hola —contesto
Bill con una sonrisa en el rostro, de alguna manera u otra ver a Tom lo hacía
sentirse mejor, era como sentirse fuerte de nuevo para enfrentar el mundo. Se
sentía poderoso. —Siéntate si gustas. —Tom así lo hizo— no escuche la puerta,
pero no hay problema en que entraras; ¿necesitas algo? —le pregunto cómo todo
un profesional tratando de ayudar a su compañero de trabajo, no quería tocar
temas sentimentales ya que le había prometido a Jared que pondría todo de su
parte para ser feliz con él.
—Sí,
necesitaba verte —dijo Tom sin más.
—Ya enserio
Thomas —replico tratando de darle seriedad al asunto.
—Lo digo muy
enserio, necesitaba verte, pase cuatro malditos años sin poder hacerlo, ahora
que te volví a ver es como si fueras una droga, y déjame decirte que soy un
completo adicto a ti — sonrió. Bill trato de no devolverle la sonrisa pero fue
inútil y flojo su intento.
—Tom, anoche
me dijiste que seriamos amigos, y estoy poniendo todo de mi parte para que así
sea. Yo tengo novio, por favor no lo eches a perder.
—Lo sé, pero
también dije que lucharía por ti, ¿acaso no lo hice? —Bill asintió levemente
con la cabeza, mostrando un leve color carmín en sus mejillas— no más engaños
por mi parte, te lo dije —dijo orgulloso de sí mismo.
Pudo haber
sido tan fácil si todo hubiera sido de esa manera desde el principio, pero no,
no había sido así y ahora tenían que asumir las
consecuencias de sus actos.
Bill en
muchas ocasiones se había preguntado qué había pasado con Andrej, ¿acaso había
seguido estudiando? ¿ya tendría novio? ¿tal vez ya estaría muerto? Sonrió ante
esa macabra idea, a pesar de todo el daño que le había causado no le guardaba
rencor, su lado sádico había aparecido de pronto y había formado ese loco
pensamiento. Tal vez ese era el momento de saberlo todo.
—Ya que estás
aquí haz algo productivo por mí —comento socarrón. A Thomas esa actitud en Bill
le encantaba, era como si de
un momento a otro se pareciera un poco a él.
— ¿Qué es lo
que quieres, mi diva? —dijo sonriente, haría lo que fuera aunque sea por poder
pasar unos segundos más respirando el mismo aire que su amado.
—Quiero saber
algunas cosas, cosas que pasaron después de que me fui y que de seguro tú debes
saber.
—Anda,
suéltalo, te diré todo lo que quieras, claro, si es que lo sé
—se acomodo mejor
en la silla en la que se encontraba.
—¿Qué paso
con Andrej? —a Tom casi se le salieron los ojos, no esperaba que Bill le
preguntara por él y no era un tema que quisiera tocar ahora que había empezado
una nueva vida.
—¿Por qué
quieres saber de él? —dijo una vez que se recupero.
—Curiosidad
—contesto Bill alzando los hombros para restarle importancia.
—Pensé que lo
odiabas.
—Te equivocas
— el trenzado lo miro como quién no cree la cosa, pero no pregunto nada al
respecto. Andrej era un tema en el que él no quería profundizar.
—Regreso a su
país y entro a una escuela de modelaje cuando salimos de la preparatoria, al
parecer es la imagen de D&G y está comprometido con una tía que es modelo
igual que él, eso es lo único que sé.
—O sea que no
era tan marica como yo —comento Bill divertido y Tom no sabía si reír o no, ya
que no quería ofender a él pelinegro de ninguna manera existente.
—¿Qué paso
con Zack? lo último que supe fue que después de que termino con Andy, se puso
de novio con la chica que ahora es su esposa. Eso fue lo único que me contó la
rubia.
—Sí, después
de que Andreas y él terminaron, Zack se puso muy triste, lo sé porque es mi
amigo y aunque el tratara de aparentar que las cosas estaban bien, la verdad es
que no era así. —Bill escuchaba atentamente todo lo que el trenzado le decía.
—Luego llego Carolyn a su vida y las cosas mejoraron y aún más cuando se
enteraron de que serían padres. —Pasaron
unos segundos en silencio— pero te puedo asegurar que Zack amo mucho a Andreas,
lástima que hayan acabado separados.
—Sí, eso es
muy triste —hizo un pucherito que a Tom le pareció por demás tierno.
—¡No hagas eso!
—replico de repente Thomas. Bill pensó que estaba loco ya que no sabía ni de
que le hablaba.
—¿Qué no haga
el que? —pregunto con el seño fruncido tratando de comprender algo.
—Eso, no
hagas pucheritos que cada que los haces me dan ganas de besarte —dijo
aparentando seriedad. Bill comenzó a
reír.
—Eres un
tonto, eres Tooomto —le sonrió tiernamente.
—No, tampoco
me sonrías que me gustas más cada que lo haces. —Bill bajo la mirada apenado
con todas las cosas lindas que su querido Tom le estaba diciendo— Bill, yo te
amo y sé que tu todavía me sigues amando, lo puedo notar.
—Yo… yo me
tengo que ir, ya es demasiado tarde para seguir aquí y tengo que hacer algunas
cosas aún —se paró de su silla y comenzó a meter algunos planos a su portaplanos
para que no sufrieran daño alguno. No quería, no debía caer a la tentación de
sus labios de nuevo.
—No trates de
evadir el tema, no quiero que me alejes de ti cada que te busque. Sé que tal
vez tú sientas cosas por Jared ya que hace ratos vi como se besaban, —el pecho
le dolió de solo recordarlo, suponía que eso era lo que Bill había sentido
cuando lo encontró en la cama con Andrej— pero también sé que tú me sigues
queriendo, tus ojos me lo dicen, tus labios me lo confirmaron anoche.
—¿Cómo es eso
de que me viste con Jared? —pregunto el pelinegro. ¿Acaso Tom habría visto toda
la escenita que se había montado con su novio?
—Sí, solo vi
eso y no me lo recuerdes que me enferma —se tomo el puente de la nariz con el
dedo pulgar y anular.
—Él es mi
novio y lo sabes a la perfección.
—Tú me amas a
mí y no a él, eso también lo sabes a la
perfección. Ambos lo hacemos. —Bill rodo los ojos. —Déjalo, déjalo por mi y
seamos felices juntos— se levanto de su asiento y fue hacia donde el pelinegro.
Lo tomo de la cintura cariñosamente— no te fallare esta vez, te lo prometo.
—Está bien,
lo admito, te amo —a Tom se le dibujo
una gran sonrisa en el rostro. ¡Eureka! —pero no lo dejare por ti— dijo
separándose del trenzado y caminando hacia la puerta de salida —¿Cómo confías
en alguien que ya te lastimo antes? es muy difícil hacerlo y sería demasiado
triste si me lo hicieras de nuevo, simplemente no podría con eso Tom —dijo
mirándolo directamente a los ojos, notando como la sonrisa había desaparecido.
—Te
demostraré que cambié enserio, porque no he dejado de amarte —se defendió, y la
sonrisa regreso a su rostro.
—Como sea
—fue lo último que salió de la boca del pelinegro, y dio la vuelta para salir
de su oficina dejando a Tom detrás, que se quedo inmóvil en el mismo lugar de
antes mientras veía como el pelinegro se alejaba cada vez más y más y subía al
elevador.
No comprendía
a Bill, en verdad que no lo hacía. La noche anterior se había comportado tan
dulce y tierno, ahora se comportaba totalmente frió e indiferente hacia él.
De pronto vio
que el cajón del escritorio de Bill se había quedado entreabierto, así que
decidió cerrarlo, pero al momento de hacerlo algo llamo su atención, era un
portarretratos de color plata muy brillante que se encontraba debajo de algunos
folders y hojas junto con el celular del pelinegro. Tal vez Bill ahí tenía una
foto de Jared, pensó, y de ser así se arrancaría los ojos. Abrió el cajón
completamente y saco lentamente el portarretratos sorprendiéndose de lo que
veía.
¡Era uno foto
de ellos juntos! Tom estaba sentado en
una banca del parque en el que se encontraban en esa ocasión y Bill estaba
recostado con la cabeza en sus piernas. La imagen se veía muy dulce, la mirada
del pelinegro denotaba amor puro, en cambio la de Tom mostraba un amor
reprimido, que se negaba a ser aceptado.
Ojala y todo fuera como antes, como cuando
Bill lo amaba locamente y confiaba en el. Ojala…
Sonrió para
sí mismo, el pelinegro seguía teniendo fotos de ellos, otra razón más a su
favor para luchar por estar con él contra quien fuese. Suerte que era optimista.
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Bill no se
había percatado de que había olvidado su celular en su oficina hasta que fue
necesario para llamarle a su novio e informarle que se encontraba camino a su
casa, aunque sabía que él no necesitaba ser anunciado, Jared seguro se pondría
feliz con su visita.
No había
tenido ganas de verlo en todo el día, pero la loca idea de dejar al ojiazul por
Tom le rondaba fervientemente por su enredada mente, quería que Jared le
mostrara razones suficientes para seguir junto a él.
Solo alguien
muy estúpido pensaría que podía enamorarse completamente en una sola noche, de
quién no lo había logrado en cuatro años, pero no veía otra opción.
Condujo hasta
la casa de su novio y se estaciono frente a la cochera, notando un carro color
rojo en la acera frente a la casa del ojiazul, suponía que Jared tendría alguna
visita, aunque era algo extraño ya que era algo tarde.
Bajo de su
auto y saco las llaves de la puerta de su bolso negro, tiempo atrás Jared se
las había dado para que entrará y saliera a la hora que el quisiese. Nunca
imagino que eso sería contraproducente.
Abrió la
puerta lentamente asegurándose de no hacer ruido alguno, busco a Jared por toda
la casa, pero no encontró a nadie, todo lo que vio fue un celular en la mesa de
centro que estaba en la sala, ese celular no era el de el ojiazul y Bill tuvo
un fuerte presentimiento de algo malo.
— ¡Jared!
¿estás aquí? —empezó a subir lentamente las escaleras que daban a la habitación
de su novio, seguía sin hacer ninguna clase de ruido. Se detuvo enfrente de la
puerta y escucho algunos
murmullos y risas provenientes de la habitación.
“Yo puedo
hacer que me ames, ese chico es solo un capricho.” —logró escuchar que alguien
decía.
Y más risas.
Si se trataba
de lo que estaba pensando, Jared podía olvidarse de que seguirían siendo
novios.
Así que
armándose de valor decidió abrir la puerta…
Notas finales: ¿Les gusto? ¿dudas? de ser así, sería genial que me lo hicieran saber.De nuevo, gracias por leer y a esperar que la agonía de la página acabe. Saludos~:)