sábado, 14 de diciembre de 2013

All that i want is you...

¡HOLA MUNDO!

Bueno, después de mil años, aquí me tienen con un capitulo nuevo que espero y les guste. Perdón por no haber subido capitulo antes, pero la universidad me tiene muy ocupada, por suerte, ahora estoy de vacaciones, así que por aquí andaré actualizando todos mis fics, al igual que en TH Ficcion. 

Sin más, ENJOY!

CAPÍTULO 40: No quiero volverte a perder.




Abatido, jodido y mareado, así estaba. Al parecer coger la borrachera más grande de su vida no le había ayudado en nada mas que para provocarle esa terrible resaca y dolor de cabeza, porque ahora, además de no saber a dónde había ido Robert para poder ir a buscarlo, tenía ese terrible dolor de cabeza y mareos.

Si en verdad quería que Robert regresara con él tenía que demostrarle que era alguien lo suficientemente maduro como para tomar buenas decisiones y enfrentar sus actos como el adulto que era, y esa borrachera que se había puesto no era un buen ejemplo de eso, y lo sabía.


***

Por más que le daba vueltas a toda la situación no lograba entender el por qué Jared había corrido a buscarlo a él cuando se suponía que estaría detrás de Bill, rogándole por su perdón. Nunca se habría imaginado que el ojiazul iría hasta el aeropuerto a buscarlo, porque eso solo querría decir que él le importaba más de lo que creía, y eso no podía ser posible, no con Jared.

El ojiazul siempre le había dejado bien en claro que a él lo quería mucho, pero que a Bill lo amaba con todo su ser, y él siempre había aceptado patéticamente ese hecho porque sabía que mientras el pelinegro estuviera alrededor, eso era lo único que podía obtener de Jared. Un doloroso amor a medias.

Ahora se arrepentía de no haberse dado su lugar desde un principio, de haber aceptado lo que Jared le ofrecía como “amor” cada que estaba enojado con Bill y él lo ayudaba a que se olvidara de sus problemas por un rato. Porque eso era él para Jared, solo “la persona que lo ayudaba a olvidar por un rato”; en cambio para él, Jared lo era todo.

Si tan solo fuera él en vez de Bill…

Exactamente no sabía cómo sentirse al respecto, porque aún recordaba como el ojiazul lo había mirado cuando lo vio a punto de partir, como si su mundo se comenzara a desmoronar de repente con su partida, y es que así había sido para Jared, pero Robert no se quería hacer esperanzas con el hecho de que el ojiazul hubiera corrido tras él para detenerlo, no se quería topar con la sorpresa que solo lo había impulsado a hacerlo el puro sentimiento de culpa. No quería su lastima.

¿En qué había estado pensando cuando había decidido aceptar ese viaje con sus amigos? Y es que por más que sus amigos intentaran animarle, simplemente no podía dejar de pensar en cierto chico de ojos azules. Y para colmo de males estaba el haber tenido que explicarles toda la historia a sus amigos, los cuales ahora odiaban a Jared mucho más de lo que él lo podría llegar a hacer en cien vidas. Era una suerte que sus amigos comprendieran su situación y no lo forzaran a salir, le daban su espacio para desahogarse y meditar toda la situación.

Ya llevaban dos días en Alaska y no había salido a ningún lugar desde que había llegado ahí con sus amigos, y con el frió que hacía lo único que quería eran los brazos de Jared para recostarse y sentirse protegido y seguro de nuevo. Era irónico que la persona que le estaba causando todo ese daño, también fuera la única que le podía poner fin a su agonía. Estaba jodido, como todos los que se enamoran, porque a pesar de todo el daño, él lo seguía amando.

***

No le había tomado ni cinco segundos pensarlo cuando Jared decidió que iría a ver a Robert a Alaska. Al principio no sabía cuál había sido el destino de Robert, pero después de investigar con un amigo de los amigos de Robert que por suerte también era su amigo, había podido saber a dónde había viajado el castaño.

Ahora se encontraba en un taxi directo al hotel en el cual le había dicho su amigo que Robert se estaba hospedando.

Rentó una habitación y de inmediato se puso a buscarlo por todo el hotel, pero no lo encontraba, ya que 
Robert casi ni salía de su habitación, solo lo hacía cuando le daba hambre y bajaba al restaurante, o a caminar un poco por ahí para distraerse.

El primer día se había quedado en el lobby todo el día para ver si lograba verlo, lo cual no había sucedido.

Pero este era un día nuevo, y estaba convencido de lo vería aunque tuviera que ir tocando de habitación a habitación o buscarlo por debajo de la nieve. Hacía un frío terrible, pero algo le decía que tenía que ir a esperar al restaurante y ver si se aparecía por ahí, ¿en algún momento tendría que comer, no? y como Jared bien sabía, Robert no era muy fanático de pedir la comida a la habitación.

Esperó alrededor de dos horas, cuando de pronto lo vio. Venía caminando solo, distraído en su propio mundo, se veía algo pálido, quizá por el frío, pero igual de hermoso que siempre.

Ahora que lo veía ahí, muy cerca de él, lo comían los nervios y no sabía qué hacer. ¿Qué le diría?, ¿Robert querría escucharlo o le daría la vuelta y pasaría de él? no quería ni pensar en eso, estaba muy arrepentido en verdad por haberse comportado como un auténtico gilipollas cuando Bill los había descubierto; y sabía que no era lo único por lo que le tenía que pedir perdón, sino también por ponerlo siempre en segundo lugar justo detrás de Bill, por haberlo tratado como si fuera el plato de segunda mesa, una simple recompensa.

Tomó rápidamente la carta del menú y se tapó la cara con esta como si la estuviera leyendo fervientemente, y por un orificio vio como Robert se sentaba dos mesas enfrente de él, de espaldas a donde él estaba.

Lo observaba atentamente, pero Robert se encontraba en su mundo, y Jared esperaba que estuviera pensando en él, aunque tenía la seguridad de que así era, porque él sabía que el castaño lo amaba a pesar de todo el daño que le había causado. Quería remediar las cosas con él, arreglar él mismo el corazón roto de Robert pedacito por pedacito, y eso haría costara lo que fuera.

Pasó una hora, cuando por fin Robert terminó de comer, pagó la cuenta y se levantó de su mesa justo para irse a encerrar a su habitación de nuevo. Jared esperó a que avanzara lo suficiente y él se puso también en pie siguiéndole el paso, esta vez no lo dejaría ir.

 El castaño tomó el elevador, iba solo, está era un perfecta oportunidad para hablar con él ya que no podría irse a ningún otro lado y tendría que escucharlo. Caminó lo más rápido que pudo y cuando las puertas estaban a punto de cerrarse, logró subirse al elevador. Y ahí estaban, frente a frente de nuevo, Robert se veía atónito, como si no pudiera creer lo que veían sus ojos.

—Robert… —habló el ojiazul primero, como un suspiro. El aludido tardó en responder, como si estuviera asimilando todo, pero después de unos segundos contestó.

—¿Qué… qué haces tú aquí?

—Vine a aclarar las cosas contigo, quiero que hablemos —dijo Jared suplicante.

—Creo que tú y yo no tenemos nada que hablar —contestó el castaño muy tajante, como si el ya hubiera decidido todo.

—No, dije que vamos a hablar y eso es lo que haremos —entonces Jared detuvo el elevador, Robert lo miró como si estuviera loco completamente.

—¡¿Estás loco?! ¡Pon eso a funcionar ahora mismo!

—No hasta que me escuches. Yo te amo. —Robert lo miró irónicamente, aunque por dentro su corazón estaba latiendo a mil por hora tras haber escuchado ese “YO TE AMO” de los labios de Jared.

—¿Y cómo estás tan seguro de que me amas a mí y no a Bill? —dijo con una sonrisa quebrantada.

—Porque nunca antes había estado tan aterrado de perder a alguien como de perderte a ti, nunca había sentido que el mundo me dejara de importar en absoluto como cuando te vi subir a ese maldito avión y llevarte lejos de mí, nunca me había sentido tan estúpido y la peor persona en el universo entero como cuando te vi llorar por lo que te hice. —Jared se acercó lentamente a él,  pero lo único que logró fue que Robert se pegará más a la pared del elevador, como si quisiera fundirse con ella.

—No hay amor de verdad en ti hacía mí, Jared… solo, solo es compasión, pero… no te preocupes, no hay problema que yo olvidaré todo y seguiré con mi vida, lejos de ti. —Habló sarcásticamente, pero el ojiazul no era ningún tonto y sabía que bajo esa sonrisa disfrazada no habían más que mentiras y dolor.

—Sé que mientes —le aseguró mirándolo fijamente a los ojos.

—Tú no sabes nada —Robert agachó la mirada, no podía contra esos ojos azules como el cielo, y menos teniéndolos tan cerca de él.

—Sé lo que siento por ti.

—Demasiado tarde.

—Te necesito a mi lado, porque no puedo imaginarme un futuro sin ti —dijo Jared con lagrimas reprimidas en los ojos— y estás en todo tu derecho de no creerme porque he sido un rematado estúpido, pero solo quiero que me des otra oportunidad —se acercó lentamente hacia Robert, acortando el muy poco espacio que los separaba. Robert lo escuchaba atentamente, también con lagrimas en los ojos, ¿cómo creer que todo lo que le decía era cierto? —quiero que me des otra oportunidad, porque sé que me amas de la misma manera en la que yo lo hago, aunque trates de negarlo.

—Yo… yo no te am…—trató de decir el castaño entre tartamudeos, pero Jared lo silenció poniendo su dedo índice sobre sus labios.

—Tú me amas y yo te amo a ti más de lo que te imaginas, ¿acaso eso no es suficiente para ti?

—¿Crees que podría funcionar algo entre nosotros de nuevo? Yo no quiero que estés conmigo solo porque Bill te dio por fin una patada por el culo y mucho menos quiero tu estúpida compasión, créeme que puedo estar perfectamente sin ti.

—Pero yo sin ti no puedo. No quiero amar a nadie más que no sea a ti, lo único que quiero hacer es despertar contigo a mi lado y escuchar tu voz diciéndome que me amas —entonces, Jared quitó su dedo de sus labios y lo besó dulcemente.

Al principio, Robert trató de resistirse y lo empujaba levemente, pero dejó de hacerlo de inmediato porque se dio cuenta de que eso era lo que quería, lo  que su corazón le pedía a gritos. A la mierda la lógica y todo el mundo.

Se besaron por algunos minutos más, y cuando la falta de aire se hizo presente, se separaron, mirándose con una sonrisita en el rostro.

—No quiero volverte a perder —le susurró el ojiazul al castaño mirándolo directamente a los ojos.

—Ni yo, así que no lo arruines.

***

—¡¿Qué tú hiciste qué?! —preguntó Thomas muy alterado.

—Sí, lo que oíste Tom… —dijo Bill algo apenado, aunque la verdad era que ya esperaba ésta reacción por parte del trenzado— me sometí a un tratamiento.

—¿Cuándo hiciste eso? —preguntó, la verdad que más que enojado, estaba preocupado por la salud del pelinegro.

—Hace un año aproximadamente —contestó Bill de lo más natural, como si lo que le estaba diciendo no fuera descabellado por completo.

—¿Y no ha tenido efectos secundarios o algo? —volvió a interrogar el trenzado.

—No, y no los tendrá, la ciencia está muy avanzada Tom, todo estará bien.

—Ok… —dijo Tom pensativo, tratando de asimilar lo que su novio le había dicho antes. De repente sacó un conclusión, algo que hasta ahora veía—. Entonces eso significa que… no, no lo creo posible —dijo con una risita nerviosa.

—¿Qué cosa significa Tom? —Bill trataba de persuadirlo de que hablara, era lo más loco que había hecho en toda su vida, pero ahora que él y Tom eran novios de nuevo, lo más justo era que lo supiera.

—Que… que tú podrías quedar embarazado. Que podríamos ser padres de un hijo completamente nuestro. 
—Bill asintió muy sonriente y Tom hizo lo mismo.

—Así es, mi amor —dijo besándolo dulcemente en los labios.

—¿Jared sabía de esto? —preguntó Tom de repente.

—Sí, de hecho él fue el que me habló de ese proceso, ya que un día me estaba hablando acerca de un amigo suyo muy cercano que se había realizado ese tratamiento, y que todo había salido bien, así que como algún día quiero ser padre de mis propios hijos, decidí hacérmelo yo también —Tom no creía lo que escuchaba, pero mientras fuera lo que Bill quería y estuviera bien de salud, lo demás no importaba, ni siquiera desafiar a la naturaleza.

—Entonces, bendito sea Jared y la ciencia —dijo muy risueño contra los labios de Bill, al cual lo había tomado por la cintura y lo había acercado a su cuerpo— ahora nosotros tenemos que hacer nuestra parte… ya sabes —dijo con una sonrisa pícara en el rostro.

Bill sabía a lo que se refería, así que deshaciendo agarre que Tom mantenía en su cintura y tomándolo de la mano, se encaminaron a su habitación, y que pasara lo que tuviera que pasar.


Bueno, esto es todo por hoy. Para las que creían que dejaría de publicar mis fics, NO, aquí me tienen de nuevo, tarde pero segura. :)
Espero y les haya gustado el capítulo. Dudas, comentarios, o si simplemente me quieren linchar, pueden hacerlo en los comentarios o cualquier otra de mis redes sociales. xD
Y ya saben, las que tienen ask y me quieran preguntar algo acerca del fic o lo que sea, les dejo el mio: http://ask.fm/MacPineda
Respecto a lo de "un hombre embarazado", bueno, creo que desde el principio sabían que era M-PREG, además es fantasía, así que tómenlo como lo que es. ;)

Besos y nos leemos luego.