¡Hola! Wow, de esta historia no había publicado capitulo nuevo hasta ahora, espero y les guste el capitulo y me lo hagan saber con un comentario o algo de su parte. Aquí empezaré a subir los capítulos que siguen de este fic así como de "All that i want is you...", digo, para que las que gusten sigan el blog y les lleguen las actualizaciones. Sin más las dejo que disfruten la lectura.
CAPITULO 8
Entraron a la gran mansión, ambos se encontraban empapados
debido a que habían caído en la alberca por culpa del ojiazul, pero eso era lo
que menos importaba en esos momentos.
La temperatura había bajado considerablemente, y ahora Bill
se encontraba temblando del frío, Andrew lo abrazaba tratando de darle algo de
calor, pero hacía falta algo más que eso, por lo que había decidido llevarlo
dentro de su casa y prestarle ropa suya para que se cambiara.
—Si mañana estoy muriendo de un
resfriado y no puedo grabar, le diré a tu padre que todo fue tu culpa —logró
decir Bill.
—Ahora es tu suegro, así que si trata
de fastidiarte en lo más mínimo, yo lo arreglo —le guiño un ojo, y el pelinegro
se sonrojó a sobremanera. Aún no podía asimilar cómo es que habían llegado a
esa situación. “Del odio al amor hay un solo paso.” Tal vez los dichos tenían
algo de sabiduría después de todo.
Bill detuvo su andar antes de subir
las escaleras que dirigían a la planta alta, donde se encontraban las
habitaciones, haciendo que Andrew hiciera lo mismo.
—¿Qué pasa? no te haré nada que tú no
quieras —comenzó a reír y empujo un poco a Bill por la espalda animándolo a que
subiera, pero eso no era lo que al pelinegro le carcomía la cabeza.
—¿Y le dirás a tu padre de esto? ¿Y
si me odia? —cuestionó preocupado, alejándose un poco del abrazo que mantenía
su novio en él.
—El nunca te odiaría. Es más, hasta creo que él quería que entre
nosotros dos surgiera algo —sonrió y volvió a pegar a Bill a su cuerpo,
tratando de infundir tranquilidad y calor en el pelinegro.
Sabía que Steven era una gran
persona, y con él se había portado muy bien hasta ahora, pero una cosa era que
Bill fuera el cantante de la banda que representaba y otra muy diferente era
que ahora fuera el novio de su hijo, de su único hijo. ¿Y si no le parecía que
dos hombres mantuvieran una relación? ¿Y si lo odiaba por pensar que había
convertido a su heredero en un marica perdido? No quería perder a Andy, pero
tampoco quería dejarlo todo por él, no sus sueños.
—¿Por qué piensas que él quería que
hubiera algo entre nosotros? Ningún padre normal quisiera que su único hijo
tuviera novio en vez de novia —frunció el entrecejo.
—Sí, bueno, digamos que mi padre
nunca ha entrado en la clasificación de “normal” —hizo comillas con los dedos. Bill
sonrió sintiéndose un poco más seguro respecto al tema.
De repente, Andrew recordó lo que su
pelinegro le había dicho mientras peleaban antes de caer a la alberca —o mejor
dicho, antes de que Bill lo aventara al agua y el buscara venganza—, eso de que
Thomas estaba esperando a Bill en su departamento. Se sintió molesto de pronto, ¿y si era
cierto? Ahora Bill le “pertenecía”, por decirlo de algún modo. Quitó su mirada
de la del pelinegro y la dirigió a otro lado, de solo pensarlo sentía que le
hervía la sangre.
—¿Qué te pasa? —cuestionó Bill al ver
el cambio en la actitud de Andrew.
—¿De qué? —contestó saliendo de sus
pensamientos. Devolvió la mirada a su novio notando que este lo veía un tanto
preocupado.
—Sí, de repente te pusiste serio
—Bill se asustó mucho, tal vez Andy había entrado en razón y se había dado
cuenta de que todo esto era una locura, que en realidad no era gay, y lo
odiaría de por vida— ¿Te arrepientes de esto?
Andrew no entendía de qué le hablaba.
—¿Arrepentirme de qué? —a Bill se le
agotaba la paciencia, un aspecto que no le había sido otorgado y por lo visto nunca
sería una cualidad en el. Lo empujo un poco con las manos, haciendo que Andy lo
soltara del abrazo que habían estado manteniendo en todo ese tiempo.
—Sí, de ti y de mí, de que seamos
novios —el pelinegro soltó el aire que había estado conteniendo en sus
pulmones, ahora se encontraba nervioso de lo que le fuera a decir Andrew, simplemente
no podía leer su mente y saber que esa no era la razón por la que su novio se
había puesto serio de un momento al otro.
El ojiazul no podía creer que Bill no
creyera que lo quería enserio. Por una parte lo entendía, ya que no habían
comenzado exactamente con el pie derecho cuando se habían conocido, pero ya
habría tiempo para hacer que confiara en él y en todo lo que le decía.
—Por supuesto que no me arrepiento de
eso —dijo muy seguro de sí mismo. Bill sintió que le volvía el alma al cuerpo—.
Me gustas y mucho, niñato.
Le dedicó la más sincera de las
sonrisas y el vocalista creyó que flotaba entre las nubes. A cada gesto, acción
y palabra, el hijo de su jefe le encantaba más y más. Lo mismo sucedía con su
contrario.
—¿Entonces por qué te pusiste serio
de repente?—volvió a preguntarle.
—¿Era cierto que Thomas te iba a
estar esperando en tu departamento?
Bill comenzó a reír a carcajada
limpia, hasta se le había olvidado que tenía frió.
—¿Era eso? —siguió riendo. No se lo
creía, tanto drama para que todo fuera por esa mentira piadosa que el pelinegro
había inventado solo para ver la reacción de Andy.
—Hey, no te rías que no le veo lo
chistoso. —Andrew —que había empezado a reír cuando su novio lo hizo— trató de
ponerse serio de nuevo, pero simplemente la risa de Bill era contagiosa y no pudo
esconder su sonrisa.
—Nada de eso era cierto, tonto. Sólo
quería ver qué hacías si te lo decía, y al parecer funcionó para que me dijeras
lo que sentías por mí —siguió riendo. Andrew acorto la corta distancia que los
separaba y lo abrazo.
—Eres un pequeño tramposo, ya verás
lo que le hago a los niños tramposos y mentirosos como tú —el ojiazul cargo a
Bill en sus brazos, y esté comenzó a patalear en el aire.
—¡Bájame Dennis! ¡Bájame ya!—gritó
mientras se mofaba de la situación. Andy comenzó a subir escaleras arriba con
un escandaloso pelinegro entre sus brazos, que pataleaba en un vago intento
para que lo soltara.
Bill parecía la princesa y él su
valiente y guapo príncipe. La diva le patearía las bolas de no ser porque ahora
eran novios y disfrutaba de su presencia. Siempre lo había hecho, era un
sentimiento de amor/odio que se habían negado a aceptar ambos hasta ésta noche.
—¿Cómo sabes que mi segundo nombre es Dennis? —que él
recordara, nunca se lo había dicho, porque simplemente ese nombre no le gustaba
en lo más mínimo.
“¿Qué mierda estabas pensando cuando me pusiste Dennis?” le había cuestionado alguna vez a su padre, éste sólo le
contestó que así se llamaba su abuelo materno, el tema de su madre muerta le
dolía y ya no pregunto más, dándose por servido con esa corta respuesta.
—Te sorprenderías al ver todo lo que
puedes encontrar en el internet sobre ti —sonrió pícaro, dejando de luchar por
bajarse de los brazos de Andy.
—¿O sea que investigabas en el
internet sobre mí? ¿Tan interesante te parecía, mi diva? —quiso joderlo un poco
en revancha del tema de Tom.
—Eras un idiota interesante, eso
nunca lo he negado —le dio un rápido pico en los labios.
—¿Era?
—Lo sigues siendo, pero ahora te
puedo preguntar lo que quiera. ¿Ya me bajas? Siento que te aprovechas de la
situación y me estas tocando el culo —dijo una vez que habían llegado a la
habitación del ojiazul.
—Siempre pudiste preguntarme lo que
quisieras tonto, sólo me gustaba hacerme el interesante —le devolvió el pico y
puso a Bill en el piso.
—Nunca te funcionó esa táctica
conmigo, o al menos no del modo en que esperabas —le guiño el ojo derecho.
—Por eso me encantaste desde que te
conocí.
Bill se sonrojó a sobremanera y agacho
la cabeza no sabiendo qué decir. Inexplicablemente el ojiazul lo dejaba sin
palabras. No podía ser tan guapo, sexy, tierno y suyo al mismo tiempo. Suyo…
Andrew se acerco a él y levanto su
mentón con su mano derecha haciendo que lo mirara. Sus miradas se conectaron y
cada uno se perdió en el otro, el mundo se había detenido de repente y se había
convertido en un lugar perfecto, un lugar en el que solo estaban ellos dos.
Dejando que sus cuerpos hicieran lo
que su corazón les dictaba, se besaron dulce y lentamente, solo disfrutando del
contacto.
El ojiazul lo atrajo aún más hacia
él, levantó un poco su camiseta mojada con la mano izquierda y lo acarició
tiernamente, Bill se estremeció al contacto, pero no lo detuvo. Pasó las manos
por detrás del cuello de Andy y siguió besándolo con más ahínco, ahora eran las
dos manos del ojiazul tocando la piel de su cintura.
Bill comenzó a retroceder
asegurándose de llegar a la cama del hijo del rockstar, cuando estuvo ahí se
dejo caer en ella llevando a Andrew con él, que aún no lo soltaba del agarre
que mantenía en su cintura.
—¿Qué haces? —le preguntó sonriente. El
pelinegro no respondió nada y se dedico a besar el cuello de su novio.
Aunque a Andrew le gustaba toda la
situación que estaba viviendo con Bill, no quería que las cosas fueran tan
rápido, quería que su relación se llevara su tiempo y hacer las cosas bien. Así
que haciendo uso de su fuerza de voluntad, se separo un poco de Bill.
—¿Qué pasa? —cuestionó Bill, algo
confundido.
—Creo que vamos muy rápido —el
pelinegro frunció el ceño—. Yo quiero hacer las cosas bien contigo, no eres
solo “el de una noche”, ya tendremos tiempo para esto —le sonrió y eso fue todo
para Bill.
Le creía.
—Nunca pensé que el calenturiento de
nuestra relación sería yo —comentó divertido. Andrew comenzó a reír a carcajada
limpia.
—Sí, bueno, uno nunca sabe con lo que
se puede topar —juntaron sus rostros y empezaron a jugar con sus narices, en un
beso esquimal.
—Oye, ya mojamos tu cama.
—Tendré que dormir en alguna otra de
las habitaciones, supongo —dijo resignado, pero nada le podía quitar la sonrisa
de su rostro. Se quitó de encima de Bill y se acostó a su lado, segundos
después
Bill se puso de pie y lo miro desde arriba.
—¿Me prestarás ropa o dejaras que
muera de un refriado? —Andy fingió pensárselo, así que Bill tomo un peluche de
koala que estaba puesto en el buro de la cama del ojiazul y se lo tiro en la
cabeza.
—¡Salvaje! —se quejó— ¡Maltratas al
Señor Mielito! —acarició tiernamente a su koala.
—¿Señor Mielito? —Bill sonrió
tiernamente, Andy era un amor detrás de toda esa pinta de malote drogadicto.
—Sí, él es el señor Mielito. No te
preocupes —dijo mirando al oso y acariciándole la cabeza—, ese niño malo no te
volverá a hacer daño.
—¡Idiota! Dame la ropa que me volvió el
frió —su intención no era cortar la ternura de Andrew, pero en realidad se
estaba muriendo del frió que hacía.
Andrew se levanto, dejó al koala de
peluche en su lugar y fue directo a su gran closet, tomó unos pantalones negros y la primera playera que se encontró,
esta tenía el estampado de Kiss al frente.
Era una suerte que su novio tuviera
su peculiar estilo.
—¿Esto está bien o quieres otra cosa?
—le preguntó pasándole la ropa, el pelinegro sólo asintió. Abrió uno de los cajones que estaban ahí y
saco unos bóxers negros, se hizo una imagen mental de Bill usándolos y sintió
que su sangre hervía con solo pensarlo—. Ten —le tendió el bóxer. Pasaron los
segundos y ambos estaban parados sin hacer nada, solo mirándose el uno al otro.
—No pretenderás que me cambie de ropa
contigo aquí ¿o sí? —cuestionó divertido.
—¿Hace unos minutos casi me violas y
ahora no quieres que te vea desnudo? —ambos rieron.
—Tú dijiste que haríamos las cosas
bien, así que ahora te apegas a tus propias reglas y te sales del cuarto —el
ojiazul bufó.
—Vale, está bien —salió del cuarto
haciendo pucheritos graciosos.
Una vez que Bill estuvo cambiado y
listo salió del cuarto y se topo con Andrew que estaba sentado en el piso del
pasillo.
—Me tengo que ir, mañana tengo grabación
temprano en el estudio. —Andy asintió.
—Vamos, yo te llevo a tu casa —dijo
poniéndose de pie.
—Puedo tomar un taxi, ya es algo
tarde —no quería arriesgar a su novio, era cerca de la media noche y las calles
eran peligrosas a esas horas.
—Nada de eso, tú vienes conmigo y no
discutas más. —Bill sólo rodo los ojos, Andy era muy terco.
Andrew, que seguía mojado aún, fue
rápidamente a cambiarse a su cuarto y
cuando estuvo listo alcanzo a Bill que estaba en la sala de su casa.
Entre bromas y besos abordaron el
auto que los llevaría a casa del pelinegro, Andy no manejaría ya que le había
pedido a uno de los choferes de su casa que los llevara por razones de
seguridad, no tenían que olvidar que él era el hijo de un rockstar y salir a
esas horas en un lujoso ferrari, no era lo más sensato del mundo. Por eso cada
vez que se iba de borrachera con sus amigos, un chofer lo llevaba y podía beber
hasta quedar en coma etílico.
Llegaron hasta al pequeño
departamento de Bill y se despidieron.
Bajaron del auto y empezaron a subir
las escaleras hasta que llegaron al quinto piso y Bill dijo que ahí era.
—Ahora entiendo por qué estas tan
flaquito, subir todo esto es una locura —habló jadeante. Tantos cigarros y
falta de ejercicio físico terminaban pasando factura.
—Quejica, ¡ni que fuera tanto! —rió
Bill al ver como su novio casi había llegado arrastrándose.
Se despidieron con un dulce beso en
los labios y el pelinegro sacó las llaves de su departamento del bolso que
llevaba, el mismo con el que había visto a Tom bajar de la camioneta mientras
le ofrecía su mano a Bill para que bajara. Los celos de nuevo se hacían
presentes, pero Bill estaba con él y eso era lo que importaba.
—Adiós —se despidió Bill con la mano
abriendo la puerta e introduciéndose a su hogar.
—Sueña conmigo —le dijo Andrew antes
de que el pelinegro entrara por completo a su departamento.
—Ni que tuvieras tanta suerte —contestó
Bill socarronamente guiñándole un ojo y cerró la puerta.
Pareja perfecta no había, pero si la
hubiera, Andrew podía asegurar que Bill era todo lo que él necesitaba y creía
que no encontraría.
¿Les gustó? ¿alguna duda? ¿que piensan de la reciente relación de Bill y Andy? Espero y les haya gustado. Besos y nos leemos luego. ;)