¡Hola! Bien, gracias a petición de muchas aquí esta el nuevo capitulo el cual espero y les guste. Gracias por seguir mi fic y por los lindos comentarios que me dejaron en el capitulo anterior, no saben como aprecio que lo hagan, ya que me hacen saber si la historia es lo que esperaban o no. No las entretengo más...
ENJOY!
CAPITULO 38: Vuelos y promesas.
El ojiazul se encontraba fuera
del edificio donde estaba el departamento de Robert, sentía el corazón
latirle más rápido de lo normal, y es que no podía esperar para verlo y tratar
de que lo perdonara, de aceptar que él había sido el más grande estúpido y que
el chico volviera a estar con él, porque lo necesitaba más de lo que alguna vez
podría haber llegado a pensar.
Ahora que se daba cuenta de esa
necesidad, no lo tenía con él.
Bajó rápidamente de su auto y
corrió hasta la entrada del edificio, presentía algo, aunque no sabía si era
bueno o malo, solo sentía una molesta ansiedad que lo incomodaba.
Entró y vio a Charles justo
detrás de las puertas del edificio, como siempre. Charles era el portero anciano
del edificio, por lo tanto Jared lo conocía a la perfección ya que con
frecuencia iba a ver a Robert, suponía que el anciano de igual manera lo
conocía a él. Pensó en saludarlo al menos, pero no era tiempo para ser educado,
solo quería ver al castaño. Se apresuró todavía más, pero justo cuando iba a
llegar al elevador, la voz de Charles lo detuvo.
—Disculpe, ¿usted viene a ver al
joven Verne, no es así? —Jared no entendía el por qué de la pregunta, solo
asintió ya que ese era el apellido de Robert—permítame ahorrarle la molestia de
subir—dijo cortésmente— el joven salió del edificio hace poco más de media
hora, y por lo que pude ver, no regresará esta noche, ya que llevaba maletas
consigo.
—¿Qué? —la cara del ojiazul
expresaba una profunda desilusión, quizá por eso Charles se había arrepentido
de haberle dicho al ver su cara—. No, él no se pudo haber ido… no…— se decía
más para sí mismo que para el anciano que se encontraba frente a él.
—Lo siento, hijo— fue todo lo que
Charles pudo decir.
—¿Y sabe a dónde fue?¿no le dijo
nada?¿algún recado? —preguntó tan rápido que muy a duras penas el anciano le
había entendido. Su ética no le permitía decir lo que sabía, pero era tanta la
desesperación que podía ver en los ojos del chico que se decidió por hacer lo
que creía correcto en esos momentos.
—No dijo nada, lo único que sé es
que el taxi que vino por él lo llevaría al aeropuerto, eso es todo—. Jared se
llevó las manos a la cabeza y jaló un poco de sus cabellos, estaba desesperado,
destrozado, esa situación lo rebasaba.
¿Y qué si Robert no volvía? ¿Qué
pasaría con él? ¿Qué pasaría con lo que fuera que tuvieran? ¿Qué pasaría con
ellos y esa historia que nunca comenzó del todo?
—Lo mejor es que vayas a casa,
muchacho—. Fue lo último que dijo el anciano antes de regresar al lugar que
ocupaba.
Jared no se movía de su lugar,
sus pensamientos no eran otros más que el haberlo perdido. Se culpaba por no
haber ido tras él cuando Bill le había dicho. Se culpaba por todo.
Y entonces, no pudo evitar sentir
como el pecho se le comprimía, era como la milésima vez que sentía eso en menos
de veinticuatro horas, y de sus bellos ojos azulados brotaron lágrimas de
arrepentimiento, de pérdida, de amor.
Después de unos segundos más por
fin reaccionó, y la realidad se hizo más dolorosa. Trató de secarse las
lágrimas con el dorso de su mano y caminó hasta la puerta. Salió por ella
ignorando al anciano que lo observaba tristemente.
Llegó hasta donde estaba su auto
y por inercia subió a él, ¿ahora qué haría? ¿sería muy tarde para ir hasta el
aeropuerto a buscarlo? Y sin pensarlo dos veces, arrancó el auto con la mínima
esperanza de encontrarlo antes de que abordara el avión.
_*_*_*_
No podía sentirse más patético
mientras lloraba en los baños del aeropuerto. Si Jared lo viera, seguro y se
reiría de él por haber albergado esas estúpidas esperanzas de que alguna vez lo
llegara a amar. Casi podía jurar que mientras él estaba ahí llorando en
silencio, el ojiazul estaba en ese preciso momento detrás de Bill, rogándole
porque lo perdonara y asegurándole que su relación con él había sido un error.
Sus amigos habían estado toda la
mañana tratando de animarlo, aunque no supieran ni la causa de su tristeza, y
tampoco era como si pensara en decírselos, por eso se encontraba escondido en
el baño, donde nadie notaría sus penas ni lo cuestionaría. No quería
platicarles acerca de que él había sido “el otro”, ni de sus falsas esperanzas,
ni de cómo Jared había dicho que él no significaba nada solo para que Bill lo
perdonara.
Un error, un jodido y doloroso
error, que dolía aún más porque a pesar de todo, él no lograba sentirlo de esa
forma por más que tuviera el corazón hecho pedazos.
Los minutos pasaban y a cada uno
de ellos se acercaba la salida de su vuelo, y lo sabía, entonces salió del cubículo
en el que se encontraba encerrado. Caminó hacia el espejo y contempló su
aspecto, el cual lucía un poco demacrado y sus ojos estaban algo rojos así que
se lavó la cara y la secó con una toalla de papel. Volvió a mirarse en el
espejo que había frente a él y trató de sonreír, sus amigos no tenían que saber
que había llorado, tenía que ser fuerte.
Salió del baño y se encontró con
que sus amigos ya se estaban parando de sus lugares y tomando su equipaje de
mano, ya que estaban anunciando que el vuelo saldría en cinco minutos, así que
hizo lo mismo y se formó detrás de sus amigos.
—Verás cómo nos divertiremos
esquiando, ¡no puedo esperar por llegar!—dijo alegremente Kevin, uno de sus tres
amigos con los que iba, al cual le encantaban los deportes extremos.
—Sí, hasta lo deprimido se te va
a quitar—le dijo Susan dulcemente, ella había sido la primera en notar su
estado de ánimo como buena amiga, así que le respondió con la más sincera de
las sonrisas, triste, pero sincera.
—Avancen chicos—habló Alex, y
vieron que la fila estaba avanzando de a poco.
Susan, Alex y Kevin empezaron a
planear lo primero que harían al llegar, el solo los oía en silencio, haciendo como que
prestaba atención a cada palabra que decían, lo cual no era así, su mente
vagaba muy lejos de ahí, lamentándose por las ganas que lo inundaban de besar a
Jared, aunque fuera un último beso que para el ojiazul no significaría nada,
pero que para él lo sería todo.
Se encontraban a seis personas
antes de salir por las puertas que los llevarían al avión, cuando de repente
escuchó como alguien gritaba su nombre desesperadamente. Se giró y observó como
unos policías trataban de frenar a alguna persona que luchaba por pasar por las
puertas de metal, los cuales eran los vestíbulos de chequeo, y casi se desmayó
cuando vio que el individuo al que intentaban detener, era nada más y nada
menos que la última persona a la que hubiera esperado ver ahí.
Sus ojos se encontraron, y lo que
vio en esos ojos azules no supo como describirlo, ya que nunca antes alguien lo
había mirado de esa forma y se estremeció.
_*_*_*_
¿Por qué coño tenían que ser tan
grandes los malditos aeropuertos? ¿es que acaso todo estaba en su contra?
Corría y corría de un lado a
otro, buscando esa sedosa cabellera castaña que tan bien conocía, mientras
trataba de apartar las lágrimas que querían liberarse de sus ojos y le nublaban
la vista. Pasaron alrededor de diez minutos en los cuales no lo encontraba por
ninguna parte y la desesperación comenzaba a hacerse más grande en su pecho al
pensar que quizá su avión ya había despegado, llevándose a la persona a la que
tanto se había negado a amar, pero que al final lo había hecho, lejos de él por
quién sabe cuánto tiempo.
No sabía si él volvería, ni si se
iría tan solo un tiempo, pero fuera lo que fuera necesitaba verlo porque
necesitaba decirle todo lo que sentía por él, decirle todo lo que su corazón se
negaba a callar.
Entonces lo vio, a través de las
grandes ventanas de cristal, tan perfecto
como siempre, pero a punto de abandonar la sala para abordar el avión. Corrió
aún más rápido, empujando a una que otra persona en su ardua carrera por llegar
a las puertas del área de chequeo, para ir con él hasta donde se encontraba y
suplicarle que lo perdonara, que no terminara con esa extraña relación que
habían comenzado.
Evadió a las personas que estaba formadas
para pasar por las puertas y se dispuso entrar por ellas, pero uno de los
guardias lo detuvo.
—Joven, tiene que ir al final de
la fila —demandó el policía, el cual lo miraba desconfiadamente.
—Tengo que hablar con aquel
chico, ¡no hay tiempo! ¡se va! —habló desesperado, ya que el policía se había
puesto justo delante de la puerta cerrándole el paso.
—De aquí no te mueves hasta que
no me enseñes tu boleto y pasaporte—dijo seriamente el uniformado. —el ojiazul
no tenía tiempo para eso, Robert se encontraba a muy pocas personas de salir a
abordar el avión, así que sin pensarlo empujó al policía que tenía frente a él.
No avanzó ni un metro cuando sintió como más policías lo agarraban, tratando de
detenerlo en su lucha por correr hacía donde estaba el castaño.
—¡ROBERT! —gritó y el chico
volteó a verlo. Sus miradas se encontraron y pudo ver como los ojos del chico
se enrojecían, como si estuviera a punto de echarse a llorar.
Pudo ver como los chicos y la chica
que acompañaban al castaño le preguntaban algo y lo miraban con toda la duda
del mundo plantada en sus rostros, pero poco le importaba.
Solo cuando sintió como lo
jalaban los guardias de seguridad del aeropuerto, fue cuando apartó su mirada
de él para tratar de quitarse a los uniformados de encima.
—¡Por favor, tengo que hablar con
él! —a solo cinco personas.
—Creo que esta drogado—dijo un
guardia.
—¡NO!¡SOLO QUIERO HABLAR CON
AQUÉL CHICO! —pedía desesperado—¡ROBERT! —volvió a gritar mientras observaba
que el nombrado no se movía de su lugar, no hacía absolutamente nada. Cuatro
personas.
Siguió forcejeando para zafarse
del agarre de los policías, pero era en vano, eran dos contra uno, se sentía
morir. Tres personas. Robert se había dado la vuelta, ignorándolo, dejándolo atrás
en su vida.
Dos personas.
—¡ROBERT! —gritó de nuevo, pero
sabía muy bien que no habría respuesta a su llamado.
Una persona. Todo estaba perdido
y él devastado.
El castaño volteó de nuevo justo
después de entregarle sus papeles a la señorita que lo atendía, sus ojos
estaban un poco más rojos y Jared sabía que era debido a él, que Robert lo
amaba, ¿entonces por qué se iba?
El tiempo se paró mientras veía
como Robert agarraba los papeles que la aeromoza le tendía de vuelta y salía
por las puertas que lo llevarían hasta el avión, se alejaba sin voltear atrás.
Las puertas se cerraron.
Entonces por primera vez no odió
a Tom, porque podía entender y sentir todo lo que el chico había pasado, porque
se podía sentir identificado con él ya que ambos habían dejado ir al amor de
sus vidas.
_*_*_*_
Verlo dormir era como admirar la
más bella obra de arte, o al menos de esa forma lo veía el pelinegro. Viéndolo
dormir a su lado, respirando tranquilamente mientras sonría en sueños, no podía
creer todo el daño que algún día le había hecho, porque parecía un ángel, un
divino ángel al que estaba unido de nuevo.
Sonrió para sus adentros mientras
veía como Tom hacía pucheritos mientras despertaba, lo había extrañado tanto
todos esos años. Aunque muchas veces se había querido mentir así mismo diciéndose
que ya lo había olvidado, la verdad siempre había sido lo contrario, nunca
había dejado de amarlo, de desear que estuviera con él y lo amara enserio.
Sabía que el trenzado le había
estado rogando mucho por una oportunidad de estar juntos de nuevo, pero no
había sido hasta la noche anterior en la que decidió que no tendría más miedo,
que dejaría que las cosas tomaran el rumbo que tenían que tomar, porque de eso
iba la vida, de arriesgarte hasta perderte, y al perderte, encontrarte a ti
mismo.
Él solo se podía encontrar en la
mirada de Tom, como lo hacía en esos momentos mientras veía como el trenzado
abría los ojos y se encontraban con los suyos.
—Hola—dijo Bill con su melodiosa
voz.
—Hola, hermoso—contestó el trenzado
mientras se acercaba a su cara para besarlo dulcemente. —¿Cómo amaneciste?
—Muy bien— dijo haciendo énfasis en
las palabras.
—¿No te duele nada? —preguntó el
trenzado con una sonrisa traviesa en el rostro, entonces Bill entendió a lo que
se refería y se le subieron los colores al rostro. No era ningún virgen, eso
estaba claro, pero que Tom le hablara de esa forma y recordar cómo se habían
amado durante la madrugada, hacía que sin poder evitarlo sus mejillas
comenzaran a arder.
—Estoy perfecto—aseguró riendo
levemente. Tom asintió y jaló a Bill contra su pecho en el cual el pelinegro se
acurrucó. Se quedaron en silencio, disfrutando del momento que los absorbía, no
podía ser más perfecto.
—Simplemente no puedo creer que
estemos aquí, juntos—dijo Tom de pronto.
—Yo tampoco, si alguien me
hubiera dicho que volveríamos a estar juntos de nuevo, creo que lo habría
pateado o algo—comentó el pelinegro muy
risueño. Tom rozaba con su mano derecha los brazos de Bill, provocándole cosquillas.
—No me vayas a dejar nunca —dijo
apenas con voz audible— porque después de esto yo simplemente no sabría cómo
seguir, no soy tan fuerte como tú— dijo de pronto el trenzado para sorpresa de
Bill. —Prométeme que no lo harás, que ya no te apartarás de mi lado nunca—
suplicó.
—Lo prometo— dijo el pelinegro—
pero tú tienes que prometerme que no me vas a herir de nuevo, yo tampoco sé si podría
soportarlo.
—Lo juro—contestó Tom sin
titubear, y Bill sabía que era cierto y Tom también lo sabía, porque nunca
antes había estado tan seguro de sus sentimientos respecto al pelinegro. Entonces
se besaron de nuevo, pero esta vez más apasionadamente, cerrando una promesa
que recordarían hasta el final de sus días.
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Vale, que esto ha sido todo por hoy.
Quizá a much@s no les guste la pareja de Jared y Robert, pero debo admitir que a mi me gusta mucho escribir sobre ellos ya que les he tomado cariño en cierta forma, así que por aquí los verán un poquito más seguido, pero no se preocupen, que nuestra pareja principal seguirá apareciendo de muchas formas.
Y de antemano me quiero disculpar ya que la verdad ahora sí que no sé cuando actualizaré de nuevo, ya que estoy por salir de la prepa y entrar a la universidad y tengo que estudiar para mi examen, además de ver todo lo de mi graduación, pero si me es posible actualizaré lo más rápido que pueda.
Gracias a todas las chicas que comentan, a veces es necesario ya que así sé si el fic lo llevo por un buen rumbo o no, así que animense y no sean lectoras fantasmas. :)
Un beso y nos leemos luego.