sábado, 13 de octubre de 2012

Mundos Alternos

CAPITULO 6



La sesión de fotos había concluido con éxito. Ahora todos se movían de un lado a otro recogiendo el equipo fotográfico que se encontraba en el jardín de la casa Tyler. Los chicos de Tokio Hotel ya se habían ido, menos Bill, que fue llamado por Steven a su oficina para ver lo de unos asuntos pendientes que tenían.

El ojiazul no había podido despegar la mirada del pelinegro en todo el tiempo que la sesión había durado, pendiente de todos y cada uno de los movimientos de Bill, que se veía muy feliz mientras posaba al lado de Tom.

“¿Si tan feliz es con ese idiota a su lado porqué no se casan, adoptan muchos hijos, se compran un perro y se van a vivir al campo?” pensaba Andrew molesto, cada que veía como Bill le coqueteaba a Thomas, desde la lejanía del camastro en el que se encontraba acostado.  Había tenido ganas de correr hacia Bill, despegarlo de Thomas y encerrarlo en su cuarto para que nadie lo tocara, ni siquiera que lo vieran, solo él. ¿Qué tan enfermo era eso?

No tendría por qué estar enojado, al fin y al cabo, Bill no era nada suyo, no tenía ningún derecho sobre él; no tendría que estar celoso, pero lo estaba.

Ya era de noche y él seguía en la piscina, estaba recostado en el camastro observando las estrellas que se alzaban orgullosas en el cielo oscuro.  Tan bellas, tan increíbles, tan únicas, tan indomables  e inalcanzables. No supo por qué, pero Bill se le vino a la mente de pronto. Tal vez, él era una estrella, su estrella.

Sus amigos se habían ido horas antes, ya que como todos tenían novia, tenían que estar con ellas, él era el único soltero, y así sería por un buen rato. Miro hacia la ventana que estaba en el despacho de su padre y vio que la luz estaba encendida, seguramente seguía trabajando, y si era así, el pelinegro seguía ahí.

Cerró los ojos, tenía ganas de escaparse del mundo por unos segundos si era posible, pero no, era como si tuviera a Bill tatuado en sus pupilas y eso comenzaba a preocuparle demasiado.

De pronto escucho unos pasos a sus espaldas, tal vez era la señora del servicio que pasaba por ahí. Abrió los ojos, y para su sorpresa era Bill que pasaba a su lado sin siquiera voltearlo a ver un poco. Su corazón empezó a latir rápidamente con solo verlo y recordar ese beso que le había dado en el parque, se sentía tan estúpido por sentir vergüenza, pero, es que él lo había besado y se había sentido tan bien, deseaba probar esa boca tan seductora y dulce de nuevo. Desde ese día cada que pensaba en Bill, su estomago sentía esos extraños y asquerosos “bichos”.

¿Qué? ¿acaso no pensaba ni siquiera decirle “hola”? ¿tal vez un simple “adiós”? ¡no! como siempre, Bill se comportaba como una completa diva. Odiaba que eso le pareciera tan atrayente y sexy en él.

Vio como Bill se alejaba y se desespero. ¡A la mierda el orgullo y la vergüenza!  

Se levanto del camastro y lo siguió sin pensar, como si sus piernas tuvieran un imán que lo arrastraban hasta Bill automáticamente.

Casi corrió hasta donde él pelinegro iba ya que caminaba rápido el muy cabrón. Su mente le decía que no lo hiciera, ósea, él era el gran Andrew Tyler, no se suponía que le tenía que casi rogar a las personas para que le hablaran, ya que la mayoría del tiempo, eran estás las que buscaban obtener su atención a cualquier precio, y saber que a Bill le era igual de indiferente como cualquier otro ser humano le podía y machacaba su orgullo.

—Ahora ya ni quiera te despides— le dijo una vez que estuvo a su lado. Bill volteo a verlo con el ceño fruncido y cara de pocos amigos, cada vez entendía menos las actitudes del ojiazul. Sentía un tanto de vergüenza al recordar que Andrew lo había besado, pero se hacía valiente argumentando en su mente que había sido Andy quien lo había besado, no él, en todo caso, el avergonzado debería de ser el ojiazul.

—Con eso de que eres bipolar y cambias tu humor cada 3 segundos, prefiero no hacerlo. —le contesto encogiendo los hombros, restándole importancia. Bill se iba a girar de nuevo para irse de ahí, pero la voz de Andrew lo detuvo.

—¿Ya te vas? ¿dónde dejaste a tu noviecito Tom? es muy tarde como para que andes solito, y con esas pintas de muñeca de porcelana, te podrían robar Billito. —escupió venenosamente, sentía ganas de decir toda esa basura de solo pensar en Tom junto a Bill en cada pose, de recordar como el pelinegro lo había ignorado toda la tarde, pero ¿qué acaso él no había hecho lo mismo al no ir a verlo ni una sola vez en toda la semana después de que lo beso? ¡no! según él, era diferente.

—¿Qué? ¿acaso estás celoso? —Bill le sonrió burlonamente.

—¿Yo celoso? ¡qué chistoso resultaste ser! —Andrew comenzó a reír como si Bill le hubiera contado el mejor chiste del mundo.

—Bien, entonces si no te importa, me voy a ver a Tom que me espera en mi departamento. —le dijo Bill mientras le guiñaba el ojo derecho y se daba la media vuelta, Andy se puso serio al oír eso y no pudo más.

—¡Tu no irás a ningún lado, mucho menos a ver a ese tipejo! —le grito y se puso frente a Bill impidiéndole el camino.

—¡Y tu a mi no me vas a decir que hacer y qué no hacer! —le contesto Bill de la misma forma.

—No creas que no vi como lo mirabas, no lo entiendo, si tantas ganas le traes ¿por qué no simplemente se hacen novios y viven felices para siempre? —soltó con desprecio y rodo los ojos.

—Lo que yo no entiendo es por qué te importa tanto lo que haga o deje de hacer.

—No me gusta que lo veas cómo lo hiciste esta tarde, no me gusta que estés siempre cerca de él y se susurren cosas. Es tan…. agggh, simplemente me enferma. ¡Me vuelvo loco desde el día en que te conocí! —dijo sin pensar.

—¡Homofóbico de mierda! si tanta repulsión te da el acercamiento entre dos hombres ¡¿entonces por qué mierda me besaste?! —le grito Bill, odiaba a las personas como Andrew, si tanto asco le daban los homosexuales, simplemente no tenía que mirar.

El corazón de Bill se rompió, él sentía muchas cosas por Andrew, cada que lo veía su corazón latía desesperado, pero le dolía el hecho de saber que Andy era terriblemente homofóbico, David se lo había dicho y el ojiazul se lo estaba confirmando con esas simples palabras y miradas de desprecio.

Odiaba quererlo, odiaba sentirse tan confundido por Andrew, a veces sentía que Andy le correspondía a sus sentimientos, pero luego sus acciones le hacían pensar que no era así.

—Me largo de aquí. —Bill sentía ganas de llorar, pero por supuesto que no lo haría frente a él.

—¿Qué? estás entendiendo mal. —trato de explicarle el ojiazul a un enojado pelinegro, entonces en un movimiento rápido y sin pensarlo, Bill lo aventó al agua.

—Eso te pasa por meterte en mi vida, déjame a mí y mis asuntos, ¡maldito homofóbico! —grito Bill mientras miraba a Andrew desde lo alto de la piscina.

—¿Por qué mierda me empujaste?

—¡Por ser tan idiota!

—Espera, lo entendiste todo mal. —le decía el ojiazul desesperado desde adentro de la piscina.

—¿Sí? y según tú ¿qué fue lo que entendí mal? —Bill se cruzo de brazos.

 —No me enferma el hecho de que ambos sean hombres, no tengo problemas con eso, hace unos días sí, pero ahora ya no  —Bill lo miraba confuso, lo estaba confundiendo aún más— me enferma el hecho de saber que tu siempre estás con él, que te toca, que te tiene cerca y te hacer reír. Odiaría pensar que sientes algo por él.

¿Pero qué mierda le estaba diciendo? acaso… ¿acaso era lo que Bill pensaba?

—¿Eso qué putas significa?—no quería malinterpretar las palabras de el ojiazul y hacerse ilusiones.

—Si me ayudas a salir te lo explico. —le contesto Andrew sonriente desde la piscina. Bill, aunque no entendía porque simplemente no salía por su propia cuenta, cedió a ayudarle, quería que le aclarara lo que le acababa de decir lo más pronto posible o su cabeza explotaría.

Le tendió la mano derecha para ayudarle a salir, pero en vez de eso, Andrew lo jalo hacia él haciendo que el pelinegro también cayera dentro de la piscina.

—¡Pedazo de idiota! ¡te mataré!—le reclamo Bill una vez que salió a flote y recupero el aliento, Andy reía divertido, amaba verlo así, mojado, enojado, se le hacía realmente tierno. Tomo la diminuta cadera del pelinegro y atrajo hacia él, juntando así sus cuerpos dentro del agua.

—Antes de que me hagas cualquier cosa, quiero explicarte lo que dije hace unos momentos, pero en vez de decirlo, te lo demostraré con hechos. —Bill cada vez entendía menos.

Y entonces sin dejar que Bill dijera alguna cosa más, acerco su rostro al de Bill y lo beso. Él marco ese ritmo apasionado, Bill había abierto la boca, dejando que el ojiazul introdujera su lengua en esta.

No podía explicar todo lo que estaba sintiendo, pero se sentía pleno y feliz con el pelinegro estando de esa forma. Así que lo aceptaba, Bill lo había vuelto completamente gay o lo sea que fuera. Al fin podía reconocer que Bill le encantaba y no quería tenerlo nunca más lejos de él. 

jueves, 11 de octubre de 2012

Mundos Alternos

CAPITULO 5


No quería, se negaba a verlo. Era un cobarde, lo sabía, pero en verdad se rehusaba a tener que ir a la disquera con su padre y ver a Bill después de haberlo besado. Era estúpido e infantil, pero ¿qué más daba? 

Después de haberlo besado, había regresado a su casa golpeándose mentalmente en todo el camino. ¿Por qué mierda lo había hecho?, y lo peor, ¿por qué había sentido esa extraña y cálida sensación en su pecho? ¿de dónde provenían todas esas cosas raras que sentía en su estomago con tan solo pensar en él? ¿mariposas? ¡y una mierda! esperaba y fueran solo bichos. 

Y si se trataba de esas bonitas cositas con alas y antenitas, él las exterminaría por completo. 

Una semana había pasado ya desde ese día, y aunque moría de las ganas de verlo, simplemente se rehusaba a tener que poner un solo pie en la disquera. Su padre muchas veces le había dicho que necesitaba su ayuda allá, pero Andy siempre inventaba excusas tontas para no tener que ir. 

Steven podía imaginarse el por qué de esa situación, pero no quería ser un metiche en la vida de su hijo. Bill todos los días le preguntaba por Andrew, aunque trataba de no hacer notorio su interés al hacerlo. Fallaba terriblemente en eso, Steven podía ver el interés que el pelinegro tenía hacia su hijo, era mucho más allá de una simple amistad, y con Andrew sucedía lo mismo. 

 Así que había hecho un plan, los juntaría de nuevo y que pasará lo que tuviera que pasar. Si Andy no iba hacia la montaña, la montaña iría hacia él. 

~*~*~*~

—Sí, la sesión de fotos será en casa de Steven, él así lo quiso. —decía David por el teléfono. 

—¿Y por qué allá? ¿qué no sería en un estudio fotográfico y eso? —pregunto confuso el vocalista de Tokio Hotel.

—Sí, pero por alguna razón Steven quiso que mejor fuera acá, aunque no lo entiendo, le saldrá más caro ya que el estudio fotográfico le cobrará más caro el trasporte de los equipos, pero es el jefe y hay que obedecerle. —Bill asintió y suspiro resignado, aunque su corazón latía rápidamente, le vería después de toda esa semana sin hacerlo. 

—Está bien, entonces supongo que nos vemos mañana. 

—Sí lindo, mañana no vemos. —susurró David, pensó que el pelinegro no le escucharía, pero fue todo lo contrario.

—Bill, llámame Bill. —hablo demandante. 

—Sí, lo siento, —quería que la tierra lo tragase, lo abdujeran los aliens, no importaba el qué—  nos vemos mañana. —y colgó. 

~*~*~*~

Steven le acababa de decir a Andrew que al día siguiente irían Bill, Tom, Georg y Gustav a una sesión de fotos en su casa, y aunque el ojiazul estaba emocionado ya que volvería a ver a Bill, también estaba nervioso de tenerlo cerca y que las mariposas en su estomago solo se multiplicaran, en vez de desaparecer. 

—Papá, ¿pero por qué? ya tenía planes con los chicos, mañana vendrán a pasar un rato en la piscina. —se quejaba Andrew cuál adolescente al que le han arruinado los planes del fin de semana, diciéndole que iría a visitar a su abuela— ¿qué no pueden tomarse las estúpidas fotos en un estudio? 

—No, ya di la orden y será aquí, todo está listo. —dijo el rockstar seriamente, no tenía ganas de discutir con su hijo ese tema, además estaba haciendo lo mejor para él, algún día se lo agradecería. 

—¡Tú arruinas mi vida! —dijo Andrew melancólicamente. Todo eso de los planes con sus amigos era una vil mentira, pero no veía otra opción para hacer que su padre descendiera de llevar a Bill a su casa. 

—¡Oh sí, soy el peor padre del mundo! —contesto Steven fingiendo tristeza. 

—Lo bueno es que lo reconoces. —Andy giro los ojos, se veía tan tierno cuando hacia eso, o al menos eso pensaba Steven, le enternecía a sobremanera el hecho de ver a su pequeño niñito consentido evitando caer en las garras del amor. Toda una ternurita. 

—Como sea, la casa es demasiado grande Andy, diré que tomen las fotos lejos de la alberca para que no interrumpa tus importantes conversaciones con tus amigos. —hablo sarcásticamente. 

—¡No! —contesto Andy exaltado, pero al ver como lo volteaba a ver su padre, se dio cuenta de que había sido demasiado obvio al querer impedir que quitaran a Bill de su vista, sí, porque desde la alberca se podía ver al área en la que se tomarían las fotos. 

—¿Quién te entiende? ¿qué se tomen las fotos ahí o los muevo a otro sitio? —pregunto Steven divertido, lo había descubierto, se moría de ganas de ver a Bill, solo que era demasiado orgulloso como para reconocerlo. 

—Me da igual, haz lo que quieras. —contesto Andrew sintiéndose descubierto por su propio padre. Salió de la sala de estar en a que segundos antes se encontraba discutiendo con su padre y subió a su habitación. 

Tenía muchas cosas que hacer, como avisarle a sus amigos de la albercada improvisada que haría con ellos, y acomodar su ideas, planear algo para no querer besarlo cada que lo tuviera enfrente. 

Lo odiaba, lo odiaba, lo odiaba. Solo quería olvidar su nombre por unos segundos, olvidarse de esas molestas cuatro letras.

Bill…

Después de pensar en toda la tarde acerca de que haría al siguiente día al verlo en su casa, se le ocurrió únicamente solo una idea, había decidido solo lo ignorarlo, sí, eso era lo que tenía que hacer. 

Aunque era muy fácil pensarlo, pero con esa belleza andante llamada Bill Kaulitz sería todo un problema poner en marcha su plan, y que esté resultara exitoso. 

~*~*~*~

Había mucha gente corriendo de un lado para otro en el jardín de la casa Tyler. Todos transportando equipo de fotografía, cámaras, luces y computadoras,  empeñados en crear el set perfecto para que salieran fotos igual de perfectas y únicas. 

—¿Y ahora que mosca le pico a tu papá? Que yo recuerde nunca había traído a alguna banda a su casa, y menos a que se sacaran toda una sesión de fotos en su jardín. —dijo Christian, el amigo más intimo de Andrew. 

—No lo sé, creo que la vejez es la que hace que haga todas estás estupideces. —estupidez o no, Andy estaba muy en el fondo agradecido con su padre por haber llevado a Bill a su casa, lástima que los otros tres también irían, en especial Thomas. 

De pronto una gran camioneta color negra entró, haciéndose paso en medio del jardín. Los chicos que se encontraban ahí fruncieron el seño, querían ver de quién se trataba, ya que ellos aún no conocían a la nueva banda que Steven estaba lanzando al estrellato, lo único que sabían era que, según por palabras del mismo Andrew, eran unos pesados que se creían lo mejor del puto mundo. 

Andrew miraba el auto atentamente, ¡quería verlo ya! 

Tomó la limonada que estaba en una pequeña mesa a su derecha, y comenzó a beber de la bebida, esperando a que bajaran, pero nada. 

De repente las puertas de la camioneta se abrieron, los primero en bajar fueron Georg y Gustav, seguido de ellos, bajo Tom, que sostenía un bolso en su brazo. Andrew sonrió, ye tenía otra excusa para burlarse de él. Segundos después bajo Bill, y le dedico una gran sonrisa a Tom, tomo su bolso y le volvió a sonreír a modo de agradecimiento, Tom le sonrió de vuelta. 

Mientras tanto Andrew agonizaba en el camastro en el que se encontraba, Bill ni siquiera le había volteado a ver, y ahora se reía de quién sabe qué cosa le decía Tom al oído. 

Se puso sus gafas de sol, no quería que nadie viera cuán furioso estaba en esos momentos ¿quién se creía Bill para coquetear con Thomas de esa forma? ¿por qué mierda Tom trataba de quitarle lo que era suyo? pero no, Andrew sabía perfectamente que Bill en realidad no le pertenecía, y eso le ponía enfermo al pensar una cantidad injusta  y cruel para su mente de escenas en las que Bill y Tom se trataban más que como amigos. 

Miro a sus amigos, estos estaban cada uno en sus asuntos, Christian dormía cómodamente en su camastro, Ashley y Jake jugaban a ver quién de los dos aguantaba más tiempo debajo del agua, Jinxx escuchaba música mientras se perdía en sus pensamientos, y él, bueno, él se retorcía de los celos y solamente quería una excusa para ir a hablarle a Bill y de paso, alejarlo del gilipollas de Tom. 

De pronto vio que su papá hablaba con el fotógrafo, y este le explicaba algunas cosas acerca de cómo serían las fotos, segundos después llamarón a los chicos e hicieron lo mismo, diciéndoles donde debían posar y como, ya que era su primer sesión fotográfica. 

Andy trataba de no acercarse, pero simplemente Bill lo atraía como si de un imán se tratase, así que en contra de lo que pensaba, se paró de su camastro y se dirigió hacia donde estaba Steven, observando cada uno de los movimientos de los chicos que se encontraban posando para la cámara. Bill parecía todo un profesional, no había duda, el chico había nacido para brillar.  

Bill pudo observar como Andrew se acercaba a donde estaban, y decidió que sería bueno hacerlo enojar solo un poco.  

El vocalista de Tokio Hotel se veía espectacular, traía un pantalón blanco ceñido al cuerpo, que resaltaba su anatomía, junto a una camisa blanca con estampado y una chaqueta de cuero del mismo color, parecía un ángel, claro, que uno sexy y por el cual cualquiera estaría dispuesto a quebrantar los siete pecados capitales e irse al mismísimo infierno. 

Su maquillaje era perfecto, sus ojos habían sido resaltados con delineador y sombras negras, haciendo su mirada penetrante, y en sus labios habían puesto gloss, Andrew moría de ganas por saber a que sabían. 

—Bien, ahora les tomaré fotos a ustedes dos —dijo el fotógrafo, dirigiéndose a Tom y Bill. Georg y Gustav salieron de ahí y se fueron a refrescar un rato. —Ahora, quiero miradas llenas de pasión, me han dicho que entre ustedes dos hay mucha química, quiero que me la muestren. 

Bill y Tom estaban más que ruborizados. 

—No, nosotros solo somos amigos —hablo Bill, le dio una mirada rápida a Andrew y vio como esté estaba serio al lado de Steven, parecía que ni siquiera el sol lo calentaba— pero está bien, hagámoslo. 

Y dicho esto, el flash de la cámara se hizo notar y tanto Bill como Tom, empezaron a posar, cada vez se iban acercando más y más, y cuando veían que estaban demasiado cerca, comenzaban a reír cómplices y se separaban un poco. 

Steven observaba a su hijo, y luego a los chicos que se encontraban posando, no pudo evitar reír divertido, Andrew estaba celoso. 

—No sé porque trajiste a esos maricas a la casa, ¡míralos nada más!, Tom es un jodido aprovechado. —le decía Andy a su padre y este lo ignoraba olímpicamente. 

—Tranquilo, Bill no está interesado en Tom. —dijo tranquilo. 

—¿Qué? ¿cómo lo sabes? —pregunto rápidamente, dirigiendo su mirada a Steven— bueno, no es como si me importara, solo quiero saber.  —trató de restarle importancia. 

—Si fuera así, ya hubieran sido novios desde hace mucho, se nota que Thomas se muere de amor por él —hizo una pausa— además, Bill no deja de voltear para acá, y no creo que sea precisamente a mí a quién está viendo, soy demasiado grande para él. —dijo divertido, tratando de hacer que su hijo se relajara un poco. 

Andrew poso de nuevo su vista en Bill, y efectivamente, lo estaba viendo a él. Bill, al darse cuenta de que había sido descubierto viéndolo, volteó rápidamente hacia Tom y le dedico una gran sonrisa, el fotógrafo estaba más que encantado con esa parejita. 

—Esto es una mierda.

El ojiazul no lo soporto más y se fue de ahí, ante la atenta mirada del pelinegro. 

Mundos Alternos

CAPITULO 4


Nos encontrábamos en el parque, uno sentado al lado del otro en el pasto, cada uno con un helado en nuestras manos, el de Bill era de limón y el mío de choco chispas, mi favorito.
Eran aproximadamente las 4 de la tarde, a esta hora probablemente estaría en casa de alguno de mis amigos planeando la próxima salida, pero no, en vez de eso estoy aquí sentado en un parque con él.  Teníamos una plática tan trivial y amena que nadie que nos viera imaginaría como nos llevábamos antes de la “reconciliación” de esta mañana, no puedo evitar pensar en que esa palabra suena muy extraña refiriéndose a él y a mí, ¿reconciliación? ¡Ni que fuera mi novio!

Y… ¿Tienes novia? — preguntó Bill, yo le miré levantando una ceja ¿a qué venía esta pregunta? —es solo curiosidad, ya sabes, no te sientas un adonis…

—No, no tengo, la verdad creo en el amor de una noche. —le conteste sincero, o había nacido enamorado, o en verdad nunca lo había estado ya que mis novias no me duraban ni una semana, era una tras otra cada noche que salía de fiesta. No es que no creyera en el amor, simplemente así era y no había nadie que me pudiera cambiar.

—Bien, tu turno de preguntar. —dijo Bill sacándome de mis pensamientos, me miraba sonrientemente, su sonrisa era simplemente hermosa, al igual que él. Estábamos jugando a ese juego en el que preguntas lo que sea y esa persona te tiene que responder, es algo estúpido e infantil, lo sé, pero era entretenido y la estábamos pasando bien.  

—Ok, ¿Cuál es tu banda favorita? —le pregunté, no tardo ni un segundo cuando ya me estaba contestando.

—Guns & Roses, por supuesto, ellos son los mejores.

 Ahora sabía que él era fan de Guns & Roses, amaba dormir, su cabello natural era rubio y no negro, ahora era así porque él se  lo había teñido a los 13 años, vivía solo en un departamento que rentaba y que su helado favorito era el de limón.

Lo miré, se estaba comiendo ese helado con tanto gusto, lo sostenía entre sus manos como si fuera el objeto más valioso del mundo, yo odio el helado de limón, es tan ácido, la verdad es que no entiendo por qué le gusta tanto, pero en fin, eso es irrelevante. Fruncí  el seño y volteo a verme, vio como lo veía y sonrió.

— ¿Qué? ¿Acaso nunca habías visto a un chico comiendo un helado? —pregunto, yo solo negué repetidas veces con mi cabeza.

—Sí, pero no un helado tan asqueroso como el de limón. —al decir esto abrió y se llevo una mano a la boca como si estuviera indignado, parecía una señora de sociedad a la que le acaban de contar el último chisme de la elite. Reí ante ese gesto, no podía negar que estar con él era divertido.

— ¿Cómo osas a ofender al helado del limón de esa manera? ¡Ahora mismo retráctate de tus palabras Tyler! —dijo apuntándome con su dedo índice, moviéndolo como si me estuviera amenazando de muerte ¡Já!

— ¿Y si no lo hago qué? —le rete, amaba hacer eso.

—Como quieras, solo te advierto que él Dios del helado de limón lanzará toda su furia contra ti a través de mí. —habló elevando los hombros mientras hablaba, a manera de restarle importancia al asunto.

—Entonces no me disculparé —le di una lamida a mi helado, casi no le había comido nada ya que me la había pasado viendo a Bill— dile a tu Dios del helado de limón que le pueden dar por culo, el Dios del helado de choco chispas le podría patear el culo cuando fuese.

—Espero que sepas que morirás por despotricar tanta mierda junta en tan poco tiempo Andrew. —me miro serio y yo hice lo mismo, nos mirábamos directamente a los ojos, tenía unos lindos ojos color chocolate que me encantaban y me dejaban sin habla. Después de unos segundos una sonrisa traviesa y perversa se formo en sus labios, su mirada era juguetona, como si se estuviera tramando algo contra de mí, parecía un loco.

— ¿Por qué me miras así? — le pregunté, pero para entonces ya era tarde.

Se lanzó contra mí con el helado en la mano y me embarró con él en la cara.

— ¡Hey hey hey! ¿Qué haces? No me em… —mis palabras fueron calladas cuando me embarró lo último que quedaba en el cono en la boca.

—Eso pasa cuando retas al gran Dios del helado de limón. —dijo mientras reía divertido, tenía la cara llena de ese asqueroso helado y estaba pegajoso… ¡Mierda!

Era hora de cobrar venganza, y al parecer se dio cuenta de mis malas intenciones.

—No te atrevas… —dijo mirandome con los ojos muy abiertos, yo solo sonreí maléficamente y justo antes de que pudiera estrellarle mi helado en la cara salió corriendo como alma que lleva el diablo. A no, de esta no te escapas Billy.

Me levante rápidamente de donde el pasto y comencé a correr atrás de él, en verdad que era rápido, era una suerte que yo también lo fuera. Corríamos en círculos, de seguro parecíamos retrasados.

— ¡Ven acá Bill! ¡Tú empezaste y me la debes! —corríamos de un lado a otro, las pocas personas que pasaban en ese momento por el parque nos miraban divertidas, pero mi mundo era Bill y mi único objetivo, atraparlo.

— ¿Yo? ¡Fuiste tú quien ofendió al helado de limón! —me detuve y el también lo hizo, ambos nos encontrábamos cansados de correr de aquí para allá, de repente vi que la agujeta de sus botas estaba desamarrada… ¡genial! Esta era mi oportunidad.

—Bill, tu agujeta esta desamarrada. —miro sus pies y vio lo que le decía.

—Oh, gracias pijo… —dijo y se agacho a amarrarla, ¡oh Bill!, a veces puedes ser tan ingenuo…

Aproveche la oportunidad y corrí lo más rápido que pude para atraparlo, al notar que había empezado a correr, él también quiso hacerlo, pero en vez de correr lo único que logro fue que yo me impactará fuertemente contra él y ambos cayéramos al pasto, yo encima de él.

Entonces todo se detuvo, era como si el mundo de repente fuera un lugar perfecto al estar así de cerca de él, sus labios rozando los míos y sus penetrantes ojos  mirandome, podía sentir como su corazón latía agitado al igual que el mío, no sabía sí era porque habíamos corrido tanto o por la adrenalina del momento, el sentirlo tan cerca… tal vez fueran ambas cosas.

Sin pensarlo lleve una mano a sus mejilla y la acaricie, el solo me miraba y se dejaba hacer ¿pero qué mierda estoy haciendo? ¡Yo no soy marica! ¿Lo soy? ¿He vivido toda mi vida engañado? Nunca había sentido esto por algún otro chico, es más, pensaba que era un asco que un chico se besará con otro y esas cosas. Ahora ya no sabía ni que pensar, así que solo deje de hacerlo y me deje llevar por el momento.

Sí, ero haría, basta de darle vueltas a tu cabeza, ya luego tendrás tiempo de arrepentirte de tus actos Andy.

Lo besé… Al principio pensé que me rechazaría, me gritaría de cosas y se iría dejándome ahí como un estúpido. Aunque no movía sus labios correspondiéndome el beso, al menos no me apartaba.

De repente sus labios comenzaron a moverse al compás de los míos, me estaba correspondiendo el beso, mi corazón latía con más fuerza que antes. Nos besamos unos segundos más hasta que su celular comenzó a sonar y nos separamos.

Me paré de encima de él y me senté a su lado, el hizo lo mismo y miro la pantalla de su teléfono.

— ¿Sí? ¿Pasa algo Tom? —contesto, fruncí el seño al saber quién le había hablado y nos había interrumpido, aunque supongo que eso había sido lo mejor.

En verdad esperaba que nadie conocido pasara y me reconociera, esperaba que ningún paparazi hijo de puta anduviera por ahí, ¿Qué dirían las noticias? “¡ANDREW TYLER ES MARICA!” ¡Eso sería un completo desastre!

—Sí, estoy en el parque, ya voy para el departamento, espérame ahí —hablaba Bill rápidamente, yo solo miré hacia otro lado, me sentía enfermo al saber que Tom estaba en el departamento de Bill esperándolo ¿quién se creía que era? —luego te explico, chao. —y corto la llamada.

Nos quedamos en silencio, ninguno de los dos decía nada, pero era lógico que él que tenía que pedir perdón era yo.

—Lo siento, —dije volteando hacía otro lado al hacerlo. —no sé porque lo hice, yo no soy gay ni nada de eso.

—Sí, no te preocupes pijo… —me contesto, pude notar como su voz era algo débil, como si estuviera triste, así que volteé a verlo. —Solo hay que olvidarlo. — y me sonrió, yo asentí, pero la verdad era que no quería olvidar ese beso, ya que aunque me odiará por pensar así, había sido maravilloso y había sentido millones de cosas.


—Bueno, creo que te tienes que ir —hablé después de otros cuantos segundos de incomodo silencio. —Vamos, te llevó a tu casa. —dije una vez que estuve de pie y le tendí la mano para que se levantará.

—No gracias, prefiero caminar. —dijo levantándose por su propia cuenta, dejándome con la mano en el aire.

— ¿estás seguro? —le insistí.

—Sí, no te preocupes, aparte necesito ir a otra parte así que… —yo solo asentí, no quería mirarlo a los ojos y al parecer él tampoco quería hacerlo.

—Bien, entonces nos vemos luego. —le dije, y en vez de comenzar a caminar, fue el quién lo hizo dejándome ahí parado. Yo me quedé ahí un rato más viendo como se alejaba, tenía que reprimir todos estos sentimientos y olvidar ese beso. Sentir esto por un chico no era sano, así que me negaba a sentir.

Odiaba tenerle cerca y que mi corazón comenzará a latir como loco, pero cuando se fue del parque me di cuenta que más odiaba su ausencia.

¿Qué mierda pasa contigo Andrew?

Mundos Alternos

CAPITULO 3




La cabeza le dolía a sobremanera, las ventanas de su habitación parecían dar de vueltas y los ojos le ardían como si le hubiesen echado un pote entero de picante ¿Qué tanta mierda se había metido la noche anterior? No sabía, y tampoco quería saberlo.  

Por lo regular nunca recordaba lo que hacía o decía cuando se emborrachaba, y esta vez no era la excepción. 

Se sentó en su cama y tallo sus ojos, tratando de quitar esa sensación de ardor que no desaparecía; sentía los ojos pesados y las pestañas echas un caos debido a que la noche anterior no se había quitado el maquillaje. Miro a ambos lados de su habitación tratando de ubicarse y se percato de que estaba en su casa, se preguntaba como mierda había podido llegar en el estado en que se encontraba la noche anterior, era un gran misterio. 

Se levanto hacia el baño de su habitación, tanto líquido contenido tenía que salir de algún modo. Luego de atender sus necesidades fisiológicas fue hacia el lavabo y se miro al espejo, estaba hecho un desastre; su maquillaje estaba corrido sin forma alguna sobre su cara,  los ojos los tenía rojos tenía mal semblante. 

“Da asco solo verte” —Bill vino a su mente de repente, y así como vino se volvió a esfumar. De pronto comenzó a hacer memoria, quería recordar que había pasado la noche anterior, era necesario. 

Se echo agua en la cara para despejarse y al parecer eso daba resultado, a su mente venían las escenas de lo que suponía había sido la noche anterior en ese club. Recordó como estaba bebiendo de esa botella de whiskey como si de agua bendita se tratase, como se había dejado toquetear por esa chica a la que apenas conocía y no sabía ni siquiera su nombre ¿para qué? No lo veía necesario, era solo otra del montón y nada más. 

Y de repente lo recordó a él, y a cada una de las palabras que le había dicho, a cada gesto despectivo que Bill le había dedicado, y le volvió a doler el pecho aunque sabía que se lo tenía merecido.

De alguna extraña manera no quería que Bill lo odiara, y estaba seguro que después de haberle dicho todo ese montón de tonterías, lo hacía, y con justa razón. 

Él no odiaba a él pelinegro, solo que su carácter lo sacaba de sus casillas, eran tan iguales… nunca espero que Bill actuará de la misma manera que él, mirándole como si fuera poca cosa la primera vez que le vio, no dejándose de cada insulto que este le hacía. Se suponía que las personas se doblegaban ante él por ser hijo de quién era, por ser simplemente Andrew Tyler, y Bill no lo había hecho.   Eran como mundos alternos, mundos tan distintos y al mismo tiempo tan iguales. 

Se recargo sobre el lavabo y se miro al espejo observando como el maquillaje se escurría en su cara debido al agua, parecía una mala copia del famoso “guasón”… Bill tenía razón, era patético.  

Y ahora tenía que disculparse de haber sido tan idiota el día anterior, la idea no le hacía nada de gracia, ya que no estaba acostumbrado a disculparse con nadie,  pero tenía que hacerlo ya que ahora que lo pensaba, el pelinegro nunca le había hecho nada, solo se defendía de sus ataques como era lo justo.  

Le mostraría que no era un chico pijo, como Bill lo llamaba. Solo esperaba y aceptara sus disculpas. 

Decidió tomar una ducha para refrescarse y quitarse ese olor a tabaco, alcohol y sudor que traía, apestaba y no iría a disculparse con Bill así de sucio. Una vez que salió de la ducha se puso una camisa negra sin mangas, unos jeans ajustados y para darle un toque de su personalidad se amarro una pashmina amarrada al cuello y un pañuelo negro en la cabeza. Se maquillo solo un poco, se miro al espejo, al menos ya no se veía tan patético, esperaba y Bill también pensara eso. 

De repente escucho como alguien tocaba insistentemente la puerta de su habitación. 

—Andrew ¿irás conmigo al estudio  o te quedarás en casa? —gritaron del otro lado, era su padre. 

Era su oportunidad, seguro que Bill iría para ver los asuntos del contrato y esas cosas, sino lo hacía ahora, se arrepentiría luego y ya bastante le estaba costando tomar esta decisión que iba contra su alter ego. Lo mejor era asegurarse de que Bill iría al estudio. 

Corrió hacia su puerta y la abrió, dejando a Steven impactado, por lo general su hijo contestaba con un simple “No iré, quiero dormir”, después de salir de fiesta con sus amigos.

—Y… hmmm —se aclaro un poco la garganta, moría de vergüenza por preguntar eso, pero lo haría de todos modos— la nueva banda, esa… la del chico molesto —Andrew rodó los ojos, Steven lo miraba con una sonrisa picara en los labios, sabía lo que su hijo quería preguntar, o más bien, por quien quería preguntar, y al verlo tan sonrojado y apenado le causaba una gracia y ternura infinita— ¿irán al estudio? 

— ¿Qué banda? —el rockstar decidió que se haría el tonto un rato, no era muy casual ver a su único hijo tan apenado, así que disfrutaría del momento. 

— ¡Aghh! Ya sabes, la… la del chico ese con complejos de diva. —miro a su padre y luego miro al piso, observándolo como si fuera la cosa más genial sobre el mundo, quería que su padre no notará que tenía interés en saber sobre Bill, pero Steven no era tonto.  Había notado el interés de su hijo en el pelinegro desde que le vio. Y tenía la corazonada de que Bill también había sentido lo mismo por su amado hijo, lástima que ambos fueran tan cabezas duras. 

— ¡Ah ya! La del tal… ¿Beto? ¿Bruno? ¿Cómo era que se llamaba el chico? —frunció el seño fingiendo que no recordaba el nombre del pelinegro. 


— ¡Bill! ¡Se llama Bill! —contesto rápidamente Andy sorprendiendo a su padre y así mismo de el entusiasmo con el que había pronunciado su nombre. 


¡Oh no! Pronunciar su nombre de esa manera lo había delatado aún más de lo que ya estaba, y ahora su padre le sonría burlonamente y el ojiazul solo quería que se lo tragará la tierra, se lo comiera un oso, lo secuestraran los aliens, cualquier cosa menos ver como su padre la tonta sonrisa de su padre.

— ¿Y por qué te interesa tanto saber ah? —cuestiono divertido, sería cotilla, no lo podía evitar. Andy rodó los ojos de nuevo restándole importancia al asunto, pero el leve sonrojo de sus mejillas seguía ahí. 

— ¿Qué? ¿Importarme a mí? Pfff ¿Por qué me importaría? Solo quiero saberlo para ver cómo me burlare de él esta vez. —mintió vilmente, pero no dejaría que su padre pensará que Bill le importaba, porque simplemente no lo hacía ¿o sí? 

Definitivamente con el carácter de esos dos, ser espectador de esta historia sería divertido, lo tenía seguro. Porque sí, casi podía asegurar que entre Bill y Andrew habría algo, tal vez no pronto, pero podía sentir la química entre ellos dos. Una química un tanto peligrosa y explosiva, como cuando un tornado y un volcán se encuentran.  

Steven no creyó las palabras de Andy sobre molestar a Bill, pero ya lo había molestado demasiado como para seguir haciéndolo, así que decidió contestar la pregunta que su hijo anteriormente le había hecho.  

—Sí, irá hoy para darle fechas en el estudio de grabación… —Andrew asintió mordiéndose el labio inferior. 

—Joder, no quería ver a ese mocoso, pero en fin… trabajo es trabajo, entonces iré contigo. —y al terminar de decir esto suspiro como quien no quiere la cosa. El rockstar solo negó divertido con la cabeza. 

—Bien, apúrate que en 15 minutos nos vamos. —habló Steven dando la vuelta para salir de la habitación de Andrew. —Irá solo…—dijo antes de salir por completo y la sonrisa de Andrew se ensancho más, ya que sería más fácil hablarle a Bill sin sus amigos al lado suyo, o mejor dicho sin Tom a lado suyo tratando de llamar su atención por todos los medios posibles.

—Yo, yo iré en mi auto, luego de ahí iré a otro lado. —sí, a otro lado junto con el pelinegro ya que tenía planes para ellos, o mejor dicho, los estaba inventando en ese momento. Su padre solo sintió y salió de su habitación escaleras abajo. Su hijo algo se tramaba, ya se enteraría él de todas formas.

Una vez desayunado se dirigió a la disquera de su padre, observo el gran edificio al bajar de su lujoso ferrari, de solo pensar que todo eso sería de él algún día le entraba miedo ¿y si no podía manejarlo y se iba a la quiebra el negocio por el que su padre tanto se había esforzado? No quería ni pensar eso, la verdad es que no era tan seguro de sí mismo como parecía, aunque trataba de aparentarlo.  

Entro a la disquera y subió en el elevador apretando el botón del piso número 20, en el que se encontraba la gran oficina de su padre. Llego arriba y saludo a Aní, la secretaría de su padre, era algo mayor y él la quería mucho, ya que ella prácticamente había sido como la madre que le había faltado. 

La saludo y entro a la oficina de su padre. Y de repente vio a Bill que se encontraba de espaldas a él, hablando con su padre.

— ¡Qué bien que llegas Andy! Ya casi terminamos de acomodar las fechas para grabar en el estudio. —Bill se giró y sus miradas se conectaron. Andrew le sonrió “¿Y este de que va?” pensó el pelinegro; primero lo humillaba de todas las manera posibles y ahora le sonreía como si nada. De seguro tanta droga que se metía ya le había comido la mayoría de las neuronas que dudaba alguna vez hubiera tenido. 

Se giro de nuevo para mirar a el rockstar, simplemente no le haría caso a ese pijo. Andrew se dio cuenta de eso, pero no se daría por vencido tan fácil, no, como que se llamaba Andrew Tyler. 

— ¡Hola! — dijo cuando llegó con él y se sentó en la silla que estaba a su lado, frente a él escritorio de Steven y Bill lo miró de nuevo, no se veía molesto, pero tampoco parecía que quisiera hablarle, solo se volteo de nuevo a mirar a su jefe, pasando de largo el saludo que Andy le había hecho. Su padre seguía hablando acerca de cuándo empezarían a trabajar en canciones y el ojiazul solo miraba a Bill insistentemente, como si no existiera otra cosa en el mundo. 

Eso hizo durante los próximos 10 minutos que duro la conversación de Steven con el vocalista de Tokio Hotel, Steven hablaba como si le pagaran por ello, Andrew miraba a Bill como si de un ángel se tratase y el pelinegro no se podía sentir más cohibido entre ellos dos, Andy lo ponía nervioso ya que no dejaba de mirarlo y la sonrisa que Steven les dedicaba a ambos los ponía aun más nervioso.

Bill estaba sonrojado y Andrew más que maravillado con lo que veía, se le hacía tan tierno ver a él pelinegro en ese estado.  

Le gustaba, esa era la palabra, pero no del modo que todos piensan, sino que aunque no lo admitiera un aunque lo llevaran al matadero, le gustaba su forma de ser tan única, le gustaba que Bill fuera diferente del resto, que se impusiera y no se doblegara ante él ni ante nadie y que al mismo tiempo se sonrojara solo porque le mirara.

—Bien, entonces eso es todo, nos vemos la semana que entra para comenzar a grabar—dijo Steven levantándose del escritorio para despedir a Bill. —avísale a los chicos, y pídeles que sean puntuales ya que cada minuto en el estudio cuesta.  —bromeó, era obvio que a él no le costaba ya que era de él. 

—Sí, aquí estaremos puntuales, se lo aseguro —Bill le tendió la mano a forma de despedida y se giro encaminándose hacia la puerta —hasta luego. —dijo pasando junto a Andy, ni siquiera lo había mirado al hablarle. 

Salió casi corriendo de la oficina del rockstar, como si la policía rusa lo fuera persiguiendo. Andrew lo había puesto nervioso al mirarlo y sonreírle de esa forma, algo en su pecho había saltado. Era bisexual, eso lo sabía, pero también sabía de la repulsión que Andrew les tenía a los homosexuales ya que Zack se había encargado de informarle; así que Andy no lo podía poner nervioso hasta el nivel de sonrojarlo, solo esperaba que no lo hubiera notado.  

Además Bill tenía la certeza de que el hijo del rocktstar lo odiaba, así que si lo trataba mal, él le pagaría con la misma moneda. 

Sumido en sus pensamientos como iba subió al elevador y apretó el botón que decía lobby. Las puertas comenzaron a cerrarse, pero de pronto se detuvieron y por ellas entro Andrew y de nuevo apretó el botón que los dirigía hacia el primer piso. 

—Hola de nuevo— dijo juguetón,  le sonrió. Bill lo seguía mirando serio. 

— ¿Tu de que vas? —pregunto Bill frustrado. 

— ¿Cómo? —Andy se hacía el tonto, sabía de lo que Bill le hablaba. 

—Sí, o sea, primero tratas de sacar al guitarrista de mi banda, luego me insultas diciéndome que soy poca cosa al lado tuyo y ahora vienes y me hablas como si nada ¿Qué pretendes? —soltó el pelinegro de golpe, Andy lo miraba atentamente. 

El número de la pequeña pantalla que indicaba los pisos iba descendiendo, y con esto, el tiempo para que el ojiazul se pudiera disculpar y Bill no se callaba. 

—Yo… yo solo quería… —ahora no podía hablar, nervios de mierda. 

— ¿Qué? ¿Quieres que me disculpe contigo por lo que te dije ayer? Porque si es eso te aviso que no lo haré, solo dije lo que sen…—Andy, en un rápido movimiento pulso el botón de “stop” del elevador y este se detuvo de golpe en el número 10—¿Qué mierda hiciste gilipollas? —de repente Andy empujo a Bill contra la pared del reducido elevador quedando de esta forma muy juntos, cuerpo contra cuerpo. 

—Maldición, cállate por un jodido momento y escucha lo que te voy a decir —Bill no dijo nada, se encontraba demasiado nervioso al sentir a el hijo de su jefe tan cerca suyo, así que solo se limito a asentir. —Bien, ahora que por fin te has callado pon atención que esto no suelo hacerlo diva, es más, no sé ni que mierda estoy a punto de hacer pero aquí va… —el pelinegro lo miro curioso —perdón por ser tan hijo de puta y tratarte como lo eh echo… se que yo empecé con todo al querer sacar a tu novio de tu banda y… y solo quiero disculparme, no soy tan mala persona como tú crees, tal vez tengas razón en que soy algo pijo, pero mierda, por alguna jodida y puñetera razón no quiero que pienses que soy la peor basura del mundo. —al acabar de decir esto, agacho la mirada, la cual había estado conectada a la de Bill mientras le pedía disculpas y se alejo un poco, solo lo suficiente. 

—Espera, ¿dijiste mi novio? —pregunto Bill un tanto confundido. Andy lo miro como quién no cree la cosa. 

— ¿De todo lo que dije eso fue lo único que oíste? —Bill comenzó a reír y Andy pensó que Bill sonriendo era una de las cosas más maravillosas del planeta. 

—No, lo oí todo, solo que para aclarar las dudas… Tom no es mi novio, solo es mi mejor amigo. —Entonces Andrew, sin saber el porqué se sentía tan feliz al saber que el pelinegro no era novio de Thomas, sonrío contento, sus ojos tenían cierto brillo del cual él no se podía percatar. 

— ¿Entonces me perdonas por ser tan idiota? —dijo acercándose un poco más a Bill sin darse cuenta, solo dejándose llevar por su cuerpo. 

—Claro, yo también eh sido algo estúpido contigo, así que… espero y nos podamos llevar bien. —le contesto Bill mirándolo con una sonrisa en los labios, después de todo Andrew no era tan mala persona como pensaba. 

— ¿Amigos? —Bill asintió, sus mejillas estaban algo rojas de nuevo —. Bueno, ahora que somos amigos ¿qué te parece si lo celebramos con un helado? 

—Ok, pero ni creas que te dejare que te vean conmigo cuando sea famoso —bromeó Bill, Andy solo comenzó a reír y puso en marcha de nuevo el elevador, una vez abajo se dirigieron al lujoso ferrari. 

El día había empezado mal, pero poco a poco había ido mejorando. Bill no era novio de Tom, lo había perdonado y aceptado salir con él. 
¿Acaso había perdido la jodida cabeza? En realidad estaba con ganas de estar ahí, junto a él. Si sus amigos lo vieran, pensarían que se había vuelto un marica perdido, no quería ni pensar en todas las cosas que le dirían, así que nadie tenía que enterarse de su pequeña amistad con Bill.