martes, 28 de agosto de 2012

All that i want is you...

CAPITULO 30: Nunca aprenderemos.



Bill estaba en estado de shock, no podía creer que el pretendiente de su amigo fuera justamente George, su compañero de trabajo, y peor aún, primo de Tom.

Seguía igual de atractivo como cuando lo dejo en Alemania, ¡no! ¡estaba aún más guapo!, aún conservaba sus antiguas trenzas, esas que tanto le gustaba tomar entre sus dedos mientras se besaban, el piercing en el labio, con el que jugaban entre beso y beso cada que podían.

Tanto que había querido evitarlo, y ahí estaba frente a él, perdiéndose  uno en la mirada del contrario. Su corazón latía tan rápido que creía que se le saldría del pecho por la boca.

George lo noto, y aunque no quisiera romper ese mágico momento, tuvo que hacerlo ya que vio a Andreas detrás de Bill.

—¿Podemos pasar? —pregunto George al pelinegro.

—Cla… claro. —contesto Bill. Tenía ganas de gritarle a ambos que mierda hacían ahí, pero eso era más que obvio. George era el pretendiente de Andreas, su amigo lo quería y tendría que aprender a vivir con Tom apareciéndose por todos lados.

Entraron al departamento, el chico de trenzas iba atrás de su primo y Andreas se quedo de piedra al ver a Tom ahí.

Tom ni siquiera había notado su presencia, seguía viendo a Bill que estaba parado a un lado de la puerta, tratando de acomodar sus ideas y pensar con claridad, no le quería arruinar la noche a su amigo con sus problemas del pasado, así que intentaría fingir que todo estaba bien, y que no estaba sintiendo esas millones de mariposas en sus entrañas.

—¡Hola!  —saludo el chico de risos color chocolate a el rubio, acercándose a él para darle un beso en la mejilla, pero este no dejaba de ver a Thomas ¿Qué hacía él ahí?

George supuso que al Bill ser ex novio de Tom y Andreas mejor amigo de Bill, se conocerían, por lo tanto solo quedaba aclarar su parentesco.

—Él es mi primo Tom, viene de Alemania. —se haría el tonto, quería escuchar la versión que el rubio le daría de su primo.

—Sí, bueno, ya nos conocemos. —fue lo único que dijo. George no le pregunto nada, y eso se le hizo raro, ya que alguna otra persona le habría preguntado de donde le conocía a su primo, pero George era demasiado raro, así que no se le haría extraña su falta de interés en el asunto.

Tom por fin le miro a Andreas y le sonrió, el rubio le sonrió de vuelta, no quería portarse grosero aunque para él el trenzado se lo merecía.

Andreas miro hacia donde estaba Bill, y vio que este no se quería ni mover de su lugar. Era como si quisiese que la tierra lo tragase.

—Bill ven, te quiero presentar a…

—Lo conozco, el es mi compañero de trabajo. —le interrumpió Bill antes de que terminara de hablar. George le dedico una gran sonrisa.

—¿Enserio? —pregunto Andy, el mundo en verdad que era pequeño.

—Sí, llevamos ya un tiempo trabajando en la misma empresa. —intervino George. No sabía porque pero todo se le hacía tan divertido, ver la cara que Bill y Andreas tenían era todo un poema.

—¿Y porque no me lo habías dicho Bill?  — le susurro a Bill débilmente.  

—¿Cómo iba a saber yo que tu George era mi compañero de trabajo? hay tantos que podría ser cualquier otro. —le contesto Bill de la misma forma.

Se estaba mareando con todo, era mucho para él volver a ver a Tom y saber que Jared estaba a solo unos cuantos metros de ellos.

Andreas estaba preocupado y feliz a la vez. Preocupado porque sabía que Jared estaba ahí y no quería que se armara un escándalo entre Tom y el ojiazul. Pero por otro lado estaba feliz porque George estaba ahí, con él, y lo que nunca hubiera pensado, era primo de Tom.

Miro a Tom por unos segundos y observo cómo este miraba a Bill, era como si el pelinegro fuera su todo, como si estuviera viendo a un ángel, lo miraba embelesado y Bill se rehusaba a alzar la cabeza, sus mejillas tenían un color carmesí que era encantador.

Él, a diferencia de Bill, era mucho de creer que si la vida te reúne con una persona de tu pasado, es por algo. Y si ese algo era que Bill y Tom estuvieran juntos de nuevo para ser felices, él haría lo que fuera. Quería mucho a Jared sí, pero nada comparado con lo que quería Bill y estaba dispuesto a hacer por él.

—Con permiso, voy a la cocina. —ya no lo soportaba más, sabía que sus mejillas estaba sonrojadas y no quería que los presentes pensaran cosas que no eran.

El pelinegro se dirigió hacia el pasillo que daba para la cocina, quería echarse un poco de agua para refrescarse, pero en su intento, Thomas se puso en su camino.

—Hola… —dijo débilmente, era como si tuviera miedo a que Bill lo rechazará, y así era, lo tenía, tenía tanto miedo de que Bill le reprochara el pasado.

Su frente comenzó a sudar, y eso que estaban a 0°C, ya que hacía mucho frió en esos días, pero la sola presencia de Tom frente a él lo ponía nervioso, no quería perder el control y caer de nuevo, se veía tan vulnerable ante él, no quería, se rehusaba a volver a tropezar con la misma piedra.

Justo cuando iba a contestarle un simple “hola” y huir de ahí lo más pronto posible, Jared salió de la cocina.

—Hey, porque no me dicen que el invitado ya lle…—no pudo terminar la frase, frunció el seño, estaba muy ofuscado ¿Qué mierda hacia ese hijo de puta ahí? ¿acaso era una pesadilla? ¿una puta broma de mal gusto? ¡no! ¡no lo era! Tom estaba ahí y estaba justo frente a Bill.

Bill se alejo rápidamente de Tom y se puso lo más alejado de Jared y su ex novio, el ojiazul enojado por esta acción, fue hasta él y tomo de la mano al pelinegro. Bill miró a cualquier lugar, menos a Tom.

El trenzado cerró sus puños. Estaba tan molesto con Bill ¿Por qué rayos seguía siendo novio de ese intento de rockero fallido? pero sobre todo estaba enojado con él mismo, por haber sido tan imbécil, Bill no tenía la culpa de nada.

Mientras tanto George trataba entender todo, suponía que el chico que había salido de la cocina instantes atrás era el novio de Bill, el tal Jared del que Tom le había hablado, al que tanto odiaba por haberse aparecido entre el pelinegro y él. Aunque una parte, una pequeña parte guardada muy en el fondo de su corazón, estaba agradecida con él, ya que Jared no había dejado que Bill se hundiera en el fango en el que él lo había dejado.

Andreas vio la tención que se había formado de repente y decidió hacer acto de presencia.

—Jared, el es George, el amigo del que te hablé. —Jared sonrió, el tampoco quería arruinarle la cita a Andreas, sabía lo mucho que el chico le gustaba y no haría nada para arruinarlo. Bill era suyo, además estaba seguro que su novio seguía teniendo resentimiento hacia Tom.

George y Jared se saludaron, tuvo que soltar la mano de Bill para poder hacerlo.

“Jodido traidor” pensó Tom cuando vio como ambos chicos de ojos azules se saludaban amistosamente.

—Eh oído hablar mucho de ti George. —le dijo Jared amistosamente.

—Oh ¿enserio? —volteo a ver a Andreas y vio el sonrojo que inundaba sus mejillas, se veía tan adorable, que hasta le daban ganas de correr y apretárselas, o mejor aún, besárselas.

—Sí —se volteo rápidamente y miro a Tom —creí que nunca más te volvería a ver. —le dijo despectivo, en su voz se notaba la irá acumulada que trataba de tragarse lo más que podía.

—Sí, bueno, es una verdadera lástima que tu gran sueño no se haya cumplido.  —le contesto Tom un tanto burlón, y con esa sonrisa que al pelinegro le ponía los nervios de punta y a Jared solo le hacía rabiar. Aún seguía conservando su carácter, el no se dejaría de nadie, mucho menos del intento de rockero fallido como él le llamaba.

Ahora solo había una persona que podía con él, y esa persona parecía querer desaparecer de ahí en ese mismo instante.

Jared tomo a Bill por la cintura, solo para cabrear más a Tom, podía ver el amor con el que lo miraba.  Bill hizo el intento de zafarse pero el ojiazul no lo dejo.

—Pasemos a la mesa, o la comida se enfriará. —habló por fin Bill logrando deshacer el abrazo y jalando a Jared de la mano.

—Sí, vamos. —contesto George en un intento de que la situación no se pusiera fea.

Andreas, George y Tom caminaron hacia el comedor, Bill iba a hacer lo mismo, pero antes de que tan siquiera lograra dar un paso, Jared lo jalo hacia el baño de la casa, que estaba retirado del comedor.

—¿Me puedes decir que mierda hace el aquí?  —le miro furioso y apretó al pelinegro del agarre que mantenía en su hombro izquierdo, Bill frunció el seño, no dejaría que Jared, por más su novio que fuera, le tratara de esa forma.

—¡Suéltame que me lastimas idiota! —le contesto enojado —yo no sé que hace aquí, créeme que estoy igual de sorprendido que tú.

—¿Cómo no lo ibas a saber? ¿Qué no dijiste que ese tal George era tu compañero de trabajo? — grito.

—Sí, pero yo no había visto a Tom, —mintió— no vivo al pendiente de la vida de George como para saber quien llega a su casa o no, además yo no sabía ni que George era antes de que llegara, hay millones de personas en el mundo con ese puto nombre, así que no me vengas a joder.

Jared no le creía nada, pero haría como que lo hacía, no quería estar peleado con Bill ya que ese sería solo un punto a favor de Thomas, ahora tenía que estar más cerca de su novio que nunca, no quería perderlo.

Bill salió del baño enojado con su novio, y Jared lo siguió rápidamente tomando su mano de nuevo.

—Te creo. —le dijo ahora más tranquilo y se la beso.

Entraron a la habitación del departamento donde se encontraba el comedor y vieron como ya estaban todos sentados esperándoles.

Cuando llegaron Andreas platicaba amenamente con George y Tom.

—Sí, y hubieras visto como estaba de rojo cuando hablaba contigo, parecía que se había tomado litros de kétchup y toda se hubiera quedado en su cara. —le contaba Tom a Andreas divertido, burlándose de su primo. 

George le golpeó a modo de juego.

—Claro que no, yo no soy así.

—No lo quiere admitir, es eso. —todos reían divertidos, incluso el objeto de burla de Tom.

Andreas estaba sentado en el extremo de en medio de la mesa y George estaba a su lado izquierdo, Tom se encontraba al lado de su primo. Jared se sentó al lado derecho de el rubio, por lo tanto a Bill le tocaba la silla de al lado de su novio, justo enfrente de Tom.

Pasaron los minutos y solo hablaban de cosas triviales mientras comían, el pulpo Paul era tema de controversia para ellos, nada en particular, pero al parecer Andreas y George estaban pasando un buen rato, al fin y al cabo, eso era de lo que se trataba.

La mirada de Tom junto con la de Bill se conectaron, haciendo que los antiguos amantes sintieran millones de esas mariposas de las que tanto hablaba la gente, en sus estómagos. Bill se sonrojo y Tom sonrió débilmente, el novio del pelinegro observaba todo.

Siguieron platicando, pero Bill no decía ni comía nada, solo se limitaba a jugar con la comida de su plato, estaba tan sumergido en sus pensamientos que ni siquiera se daba cuenta de que Jared y Tom observaban cada uno de sus movimientos.

Jared observo cómo miraba a su novio, y decidió hacer algo al respecto.

—Y dime Tom —el nombrado le miro, Bill salió del trance en el que se encontraba y miro a su novio— ¿lograste acabar la preparatoria o vienes a conseguir el sueño americano? —comento despectivo, quería rebajar a Tom lo más que pudiera, hacerle saber a Bill que él siempre sería una mejor opción, no como ese trenzado.

Tomo nuevamente la mano de Bill sobre la mesa y la acarició con su dedo pulgar, pudo notar como Tom apretaba los nudillos tratando de controlarse, y se sintió satisfecho de haber logrado la reacción que él quería que sintiera.

Bill no soportaba el ambiente que se había formado, quería irse de ahí lo más rápido que sus pies le permitieran, ¿pero a donde lo haría? esa era su casa; solo le quedaba una opción… ser fuerte.

—La acabe para sorpresa de muchos, y ahora por eso vengo, porque conseguí trabajo en la empresa donde trabaja mi primo y… y Bill.

Eso le cayó como un balde de agua fría al ojiazul, él no sabía que Bill y Tom estarían trabajando juntos.  Eso era inaceptable, no podía siquiera soportar la idea de que su novio estuviera cerca de Tom 30 segundos, menos una jornada de trabajo entera, en la que él no estaría para vigilarlos.

¿Qué si confiaba en Bill? No, no lo hacía en absoluto, sabía que el pelinegro seguía demasiado enamorado de su primer amor, aunque se negara a aceptarlo.

—¿Cómo está eso de que vas a trabajar en la misma empresa que Bill? —le pregunto a su rival, sentía que le explotaría la cabeza de toda la rabia acumulada que tenía.

—Sí, como lo oyes, George me ayudo a conseguir trabajo ahí, me lo dieron y pues heme aquí. —trato de sonar lo más natural posible.

—¡No puede ser! ¡Estoy seguro de que tú sabías esto y me lo has ocultado todo este tiempo!—grito furioso a Bill parándose de su asiento.

El pelinegro estaba demasiado apenado por  todo el drama que estaba armando Jared, pobre de su amigo, no se merecía que su cena se convirtiera en esa broma de mal gusto.

—¡No le levantes la voz! —le grito de vuelta Tom.

—¡Yo me puedo defender solo, gracias! —le dijo Bill a su ex novio, era cruel, pero no quería que se tomara atrevimientos que no le correspondían en lo absoluto.

—Dime ¿me has estado viendo la cara de imbécil todo este tiempo?

—No, y me ofende que pienses así de mí, pero no es el momento ni el lugar para aclarar esto, así que por favor retírate ahora mismo o podemos decir cosas de las que nos podemos arrepentir. —dijo serio.

Andreas y George solo miraban la escena que esos tres se montaban desde sus lugares, ninguno quería meter su cuchara donde no debían.

—Entiendo,  entonces me largo, ahora veo que el único estúpido aquí soy yo. —sus ojos se cristalizaron, tenía mucha rabia contenida, pero odiaba pelear de esa forma con su novio, la verdad era que nunca habían llegado a tanto.

—Eso es porque eres el único que está actuando como uno. —hablo el pelinegro débilmente.

Jared miro a Tom por última vez y luego de nuevo a Bill. Emprendió camino hacia la puerta de salida del departamento.

—Perdón. —fue lo único que dijo mientras pasaba al lado de donde estaba sentado Andreas y salió sin más.

Los segundos pasaron lento y un silencio sepulcral invadió la estancia. Todos miraban a Bill, que tenía un semblante devastador.

—Lo siento mucho chicos. —se disculpo con su mejor amigo y su cita.

Bill no pudo más y decidió hacer lo que mejor sabía, huir.

Salió del departamento y subió rápidamente las escaleras que dirigían a la terraza del edificio donde este se encontraba, solo quería aislarse del mundo y pensar por un momento. Solo por un momento olvidarse de todos sus problemas, confusiones, sentimientos.

Se sentó en el frió piso y se puso a admirar la ciudad tras sus ojos llorosos.  En todo el tiempo que había pasado con su novio le había tomado cariño, ahora le dolía que Jared lo tratara de esa forma, que le hiciera sentir como si le hubiera traicionado, lo cual no era así.


Pero también estaba él, y le dolía aún más saber que seguía siendo el mismo tonto enamorado de antes, tenía tanto miedo de no poder ser lo suficientemente fuerte como para alejarse de él, tanto que hasta quería regresar a Alemania de nuevo, pero no, ya no era el mismo chico con el corazón roto de 17 años, y tenía que aprender a enfrentar sus problemas como el hombre en el que ahora se había convertido.

Trato de secar las lágrimas que descendían por su rostro, pero simplemente volvían a salir más y más de los mismos, como si de una cascada se tratase.

De repente escucho unos pasos detrás suyo, el se encontraba de espaldas a la puerta de las escaleras, por lo tanto no podía ver quién era, pero podía deducir que se trataba de Andreas que iba a su rescate, como la mayoría de las veces en las que se sentía triste.

—No era mi intención que pelearas con él, —oyó una voz ronca a sus espaldas, esa voz que aún le lograba poner los cabellos de punta sin siquiera desearlo—. no estaba en mis planes encontrarte de nuevo, pero estoy agradecido de hacerlo.

Tom se sentó a su lado, y Bill le miro aún con los ojos llorosos.

—No es tu culpa, supongo que solo era cuestión de tiempo. —dijo triste mirando las luces de la ciudad, su vida amorosa cada vez iba de mal en peor, jodido Cupido, le podían dar por culo al muy cabrón.

—Creo que no debí de haber venido, créeme que no te quería causar problemas, ya suficientes te di antes. —bajo la cabeza apenado.

—Está bien, tú no sabías que yo estaría aquí así como yo no lo sabía, supongo que fue la suerte, destino, el karma tal vez… —se   encogió de hombros y sus miradas se encontraron, Bill le sonreía amargamente.

—Sé que me dirás que no pero… quiero que seamos amigos, ¿será posible? —Tom lo veía llorar en silencio, no lo quería confundir más insinuándosele, así que lo mejor que podía hacer por él era pedirle eso, era mejor eso a nada y alejar más a Bill.

—Supongo, solo olvidemos el pasado y tratemos de ser amigos, eso estaría bien. —le sonrió a lo que Tom hizo lo mismo.

Y de nuevo bajaba todos sus escudos frente a él, esos escudos que le había llevado años formar, ahora se iban a la mismísima mierda.

No quería seguir huyendo de él, estaba harto de eso, además era mejor tratarse como amigos ya que andarían en el mismo ambiente laboral, y sería muy incomodo seguir como lo hacían hasta ahora. El pelinegro sabía que eso molestaría a su novio ¿pero qué más daba? Aunque no fueran amigos, de todos modos él se seguiría molestando por el simple hecho de saber que trabajarían juntos.

—¿Te molesta mi presencia aquí? —pregunto Tom mirándolo directamente a los ojos. Bill no lo miraba, solo veía ningún punto en especial de la bella vista que tenían desde ahí arriba. Vahó debido al frió era desprendido de sus bocas cada vez que hablaban, haciendo que por la cercanía, esa especie de humo que ambos desprendían se mezclara uno con el otro, como si fueran uno solo.

—Sí. —contesto el pelinegro sin más.

—Entiendo.  —Thomas estaba dispuesto a pararse e irse de ahí, pero de repente Bill hablo de nuevo.

—Pero por alguna extraña razón no quiero que te vayas.

Entonces dejándose llevar por lo que su corazón quería en esos instantes, besó los labios del trenzado, el cual se había sorprendido ante semejante acción, pero que inmediatamente le siguió besando con más ahínco, cobijándolo con sus fuertes brazos de ese frió desgarrador, pero que era testigo de ese dulce y ansiado beso, cargado de amor y sentimientos reprimidos.

Podrían cometer mil errores, pero ellos nunca aprenderían. 

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