CAPITULO 1
— ¿Andrew estás
listo?, tengo una cita muy importante y no
llegaré tarde por tu culpa –gritó Steven
tocando la puerta de la habitación de su hijo.
—Ya voy, ya voy
–contestó el muchacho con tono irritado abriendo la puerta de su habitación
dejándose ver, esta vez no llevaba su típico maquillaje de siempre, solo un
poco de delineador y listo.
—Ve a comer rápido
que en 10 minutos nos vamos –dijo palmeándole la espalda su hijo cariñosamente,
el muchacho asintió sin ganas.
—No entiendo porque
cada que vas a ver a una banda nueva tengo que ir contigo –se quejo, Steven lo
miró seriamente,
—Porque algún día
todo lo que tengo será tuyo, y quiero que veas cómo es todo esto, no puedes
elegir a una banda solo porque toque bien, tienes que ver todos los detalles ya
que es tu dinero el que está en juego—. Andy
rodó lo ojos “¡Como si me importara!”
pensó.
—Como sea, ya quiero
salir de esto así que vámonos– le contestó con fastidio y comenzó a bajar las
escaleras para ir directamente al coche que los llevaría a la gran disquera de
su padre.
Andrew Tyler o mejor dicho “Andy Sixx” para los amigos, era
el hijo de 21 años del famoso rockstar. Muchos pensarían que al ser hijo de
quien era también intentaría ser un cantante rock reconocido, pero no, a él
simplemente no le iba eso de andar de gira y trabajar para ganarse la vida,
prefería que su padre le diera todo, y cuando el faltará, bueno, tendría la
empresa de su padre solo para él ya que era hijo único, no veía el por qué de
esforzarse tanto.
Le gustaba componer, y lo hacía muy bien, palabras dichas
por su mismo padre, pero las canciones eran solo de él, nadie más las había
visto nunca –ni lo harían, ya que tampoco quería venderlas-, sólo su padre,
amigos cercanos y por supuesto él.
Christian, su mejor amigo desde la secundaria y él tenían
una banda solo para pasar el rato. Todos sus amigos –incluyendo los chicos de
su banda- eran niños ricos con mucho tiempo de sobra, pasión por el rock y
dinero para gastar en lo que fuese, inclusive comprar un lujoso yate solo para
ir a vacacionar por unos días.
Andy podía tener de todo, ropa de marca, autos caros, viajes
lujosos, chicas a diestra y siniestra, pero lo que el más anhelaba y nunca
había tenido era el cariño de una madre; siempre criado en prestigiosos
internados ya que su padre se encontraba de gira trabajando y su madre había
fallecido a pocas horas de traerlo al mundo debido a una fuerte
hemorragia.
Tal vez, solo tal vez ese era el motivo del fuerte y
engreído carácter de Andrew, siempre había obtenido lo que quería sin nada a
cambio, sin esfuerzo alguno, todo dado solo para compensar la falta de atención
que había tenido desde siempre, pensaba su padre y se arrepentía de eso cada
día, pero ya no podía hacer nada.
—Bien solo espera
aquí, voy a una junta con los otros productores, los chicos de la banda nueva
llegarán a las 5 –dijo Steven a su hijo dándole paso para que entrara a su gran
oficina, con vista panorámica de toda la ciudad– puedes tomar mi laptop –habló
cuando vio que Andy se sentó en su escritorio—
pero por favor, no gastes más de un millón en una gilipollez como la última
cosa que compraste.
El chico sonrió divertido, aún recordaba todo el drama que
su padre había hecho solo porque se había comprado un Ipad bañado en oro con
diamantes Swarovski incrustados para su flamante Ferrari negro, nada
pretencioso. “Te ganas eso en un día
padre” recuerda que le dijo mientras discutían por la compra.
—No haré nada malo
viejito, solo medio millón ¿vale? –dijo a su padre para molestarlo ya que no
pensaba en comprar nada, no tenía ánimos para eso. Su padre solo negó con la
cabeza y salió rápidamente hacia alguna otra oficina del gran edificio en el
que se encontraban.
Mientras tanto en otro lugar de la ciudad un joven pelinegro
caminaba apresurado, el autobús que pasaba solamente cada veinte minutos lo
había dejado y ahora se le hacía tarde.
“¡Joder, mi cabello se
hará mierda!” pensó mientras corría hacia la parada de taxis más cercana
que había y se maldecía internamente por tener que parar su cabello, eso le
había quitado mucho tiempo y para colmo de males llegaría en mal estado.
“Bill ¿dónde estás?
¡ya son las 4:55! ¡no perderemos ese puto contrato por tu culpa!”
Leyó que decía el mensaje que Georg le había enviado. Bien,
eso lo puso aún más nervioso de lo que segundos antes ya estaba.
Para su suerte llegó pronto al sitio de taxis y este lo
llevo a su tan ansiado destino. Cuando el taxi aparco frente a la famosa
disquera bajo rápidamente y pudo ver a Tom, Georg y Gustav en la entrada del
edificio.
—Les explico luego,
ahora apúrense –dijo cuando estuvo a su lado.
5:05, ¡mierda!
Subieron rápidamente al ascensor y en el trayecto Bill les
explico el porqué de su demora. Estaban a punto de golpearlo entre los tres por
la según ellos “estúpida excusa” cuando las puertas del elevador se abrieron
indicando que ya habían llegado a su destino.
No sabían a dónde dirigirse cuando de pronto Bill escucho
que alguien lo llamaba. Volteó hacia donde provenía la voz y pudo ver como un
chico de cabello café, alto, bien parecido y con lentes de aviador se acercaba
hacia ellos.
—Hola, soy David, el
manager de Steven –dijo el chico una vez que estuvo cerca de los otros cuatro
tendiéndoles la mano. Bill no pudo evitar sonrojarse cuando vio que el tal
David le sonreía coquetamente, pero él no iba ahí a buscar amoríos sino un
contrato. –Rápido, les dije que fueran puntuales así que prepárense para
soportar los desplantes de el “príncipe del rock”
—dijo mientras hacía comillas con los dedos ante la última palabra.
Bill comenzó a reír en silencio “Príncipe del rock” ¡Já!, para eso primero tenía que ser un músico bueno
y reconocido, no simplemente el hijo de uno, se dijo así mismo en su cabeza.
Llegaron frente a una elegante puerta de cristal y David
toco con los nudillos; escucharon que contestaron “Adelante” y entraron.
Lo primero que vieron al entrar a la gran oficina fue a
Steve sentado en su gran escritorio y los chicos tuvieron que luchar contra su
instinto de fanatismo para no correr y hacer que les diera un autógrafo, no
querían que el rockstar pensará que eran unos “lame culos” solo para que les
diera un contrato.
—Señor, aquí están
los chicos –habló David acercándose al escritorio de su jefe y entregándole
varios folders.
Steven iba a hablar para darles la bienvenida cuando se oyó
una voz a un lado.
—Vaya, ¡hasta que se dignan
a llegar! –dijo Andrew sarcástico, todas las miradas fueron a dar contra él que
se levantaba del sofá que había en la habitación y caminaba hacia donde se
encontraba su padre– mira que todavía no son famosos y ya se dan el lujo de
hacernos esperar –su mirada y la de Bill se conectaron, Andy lo miró despectivamente
de arriba hacia abajo, lo que él no esperaba es que el pelinegro lo haría de
igual manera.
“¡¿Cómo se atreve a
mirarme así ese mocoso?!” pensó molesto.
“¡Con que eres tú la
diva! yo te bajaré los humos” era lo que Bill pensaba. No había pasado por
alto el tono en que les había hablado ni que los hubiera mirado como si fueran
poca cosa.
– ¡Basta Andy! —regaño
Steven dedicándole una seria mirada a su primogénito, este solo frunció los
labios– sus motivos deben de tener para haber llegado unos minutos tarde, no es
la gran cosa–. Bill le sonrió burlonamente y Andy rodó los ojos.
—Como sea –respondió
restándole importancia y sacando su iphone comenzando a enviar un mensaje.
—Bien, díganme sus
nombres.
—Yo soy Bill Kaulitz
–dijo Bill alegre tendiéndole la mano a Steven y estrechándola, luego fue con
su hijo y este solo lo miro con desdén. Si no fuera porque era hijo del que
podría llegar a ser su jefe Bill le hubiera dicho hasta de lo que se iba a morir
por su falta de educación. ¿Qué acaso todos los hijos de ricos eran como él? de
ser así, seguro iría a la cárcel por golpear pijos.
—Gustav Schäfer –Andrew
comenzó a reír “¿Qué clase de apellido
era ese?” todos lo miraron de nuevo y él sonrió angelicalmente como si
nada.
—Me llamo Tom, Tom Trümper –habló el guitarrista de pronto saludando al rockstar– un gusto.
Al decir esto Tom y Bill se habían volteado a ver y sonreído
involuntariamente, cosa que no pasó por alto para el hijo del rockstar. ¿Acaso
el tal Bill era novio de Tom? no pudo pensar una respuesta ya que rápidamente
se reprendió ¡no le importaba una mierda lo que fueran! él no era marica,
aunque no podía negar que al ver al pelinegro se le había hecho bastante guapo,
lástima que le cayera tan mal.
—Soy Georg Listing
–dijo el ojiverde al final.
—Bien, pues ustedes
ya saben quién soy y el es mi hijo Andrew –el mencionado sonrió con falsedad—
hoy me ayudará a ver si son tan buenos como me dijo David, y de ser así,
prepárense para ser famosos, así que vamos a la sala de audio para las pruebas—. Los ojos de los cuatro chicos brillaron
de la emoción.
—Lo son –habló David mirando
embobado a Bill y este le sonrió, le había gustado, de eso no había duda. Andy
sintió algo molesto cuando vio como Bill y David se miraban fijamente y se
sonreían, por eso decidió hacer acto de presencia.
—Más te vale David,
espero no sea solamente una pérdida de mi tiempo –dijo comenzando a caminar
hacia la sala de audio siendo seguido por los demás.
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