miércoles, 21 de mayo de 2014

All that I want is you...

CAPÍTULO 43: PROPUESTA.


Jared estaba muy entusiasmado y más feliz de lo habitual. Simplemente no podía comprender como había llegado a esa situación, pero toda esa felicidad era solo por causa de un chico de cabello castaño llamado Robert, su novio; y si las cosas salían bien esa noche, su futuro esposo.

Se había arreglado más cualquier día común, porque esa era la gran noche y Robert no sabía absolutamente nada. Esperaba y todo su plan resultara como lo había planeado.

Sabía que era muy rápido para pedirle matrimonio al castaño, pero también sabía que quería pasar el resto de su vida con él, cada minuto del tiempo de ser posible; lo había entendido cuando lo había visto partir en ese avión con rumbo desconocido hace casi tres meses atrás.

Se encontraba manejando en su auto rumbo a la casa de su novio, no podía esperar para verlo. Cuando llegó aparcó el auto frente a la casa de éste, bajó y tocó a la puerta. Inmediatamente salió Robert a toparlo y se dieron un casto beso en los labios.

—¡Qué hermoso novio tengo! —dijo Jared contemplándolo.                          

—Muchas gracias —contestó éste con un leve rubor en sus blancas mejillas. —Tú igual te ves muy guapo.

—Quizá, pero no más que tú. —Robert sonrió, Jared era un verdadero encanto cuando se lo proponía.

El castaño no sabía el motivo de la cena, pero tampoco quiso preguntar, suponía que solo era por el hecho de que estaban juntos y que las cosas iban muy bien entre ellos.

Jared le había contado que un par de semanas atrás había hablado con Bill sobre todo lo que había pasado entre ellos, Tom también había estado ahí y las cosas habían quedado bien entre ellos. Le explicó que Bill estaba contento de que estuviera con él y que esperaba que no le guardara rencor, porque él no lo hacía. Todo era mucho mejor ahora que podía amar a Jared libremente sin esa constante vergüenza de sentirse “el otro”, el que sobraba en la relación.

Llegaron al restaurante en el que el ojiazul había hecho las reservaciones y bajaron del auto. Inmediatamente los llevaron a la mesa que habían reservado para ellos, la cual se encontraba lejos de las demás mesas en un hermoso jardín donde brotaba agua de la fuente. Estaba iluminado por cientos de luces amarillas, era el lugar ideal para una propuesta de ese tamaño.

—Este lugar es hermoso. —comentó Robert, se veía muy emocionado y feliz.

—Lo es, al igual que tú. —Jared le dio un beso rápido y lo ayudó a sentarse.

Jared se encontraba muy nervioso aunque no lo aparentara, ¿qué tal si Robert le decía que no?, seguro que se sentiría fatal, pero bueno, seguiría junto a él a pesar de todo y no se daría por vencido nunca hasta obtener una respuesta afirmativa.

Los minutos transcurrieron y con ello el momento se iba acercando, ya todos sabían lo que tenían que hacer.

Una vez que terminaron la cena y habían procedido a degustar el postre, un hermoso perrito de pelos rubios, muy pachón y tierno se había adentrado en el lugar, llevaba un elegante moño blanco de seda amarrado al cuello, caminaba con mucha picardía. Pasó a un lado de ellos y luego se dirigió hacia la fuente que había en el lugar, simplemente era la cosa más tierna que se podía ver.

A Robert le parecía muy extraño que en un lugar tan elegante como aquel dejaran entrar a un animal, ya que en la mayoría de los lugares así no estaba permitido por cuestiones de higiene.

—¿Viste eso? —preguntó Robert con una gran sonrisa en el rostro. Amaba a todos los animales, pero simplemente los perros eran su debilidad y el ojiazul lo sabía a la perfección. —¡Es tan hermoso! No entiendo cómo lo dejaron entrar aquí.

—Si quieres ve a verlo. —dijo Jared sonriente.

—Eso haré, está divino. —Robert inmediatamente se levantó de su lugar y se dirigió hacia el animal, el cual se encontraba bebiendo agua de la fuente. Jared lo siguió de cerca, todo estaba resultando perfecto hasta el momento.

—¡Hola, preciosura! —le dijo el castaño al perrito, lo levantó con sus manos y se dio cuenta de algo. —¿Qué más tienes aquí, bonito? —El perrito no solo traía el moño amarrado al cuello, sino que de este también colgaba una ligera bolsita de terciopelo. Robert miró inmediatamente a su novio muy consternado.

—¿Qué pasa? —preguntó el ojiazul con una gran sonrisa en el rostro.

—¿Por qué trae esto amarrado? —preguntó algo confuso, no podía creer que eso en verdad era lo que estaba pensando.

—No lo sé, ábrelo y lo averiguarás. —la música que sonaba en el lugar era perfecta para la ocasión, todo parecía sacado de un cuento de hadas.

—¿Y si no es para mí?

—Algo me dice que lo es. —contestó Jared acercándose a él y dándole un tierno beso en la frente. El perrito, que aún seguía entre los brazos de Robert dio un ladrido y ambos comenzaron a reír. —Bueno, ¿qué esperas? Ábrelo.

Robert procedió a quitar la bolsita del cuello del cuello del animal y le tendió el perrito a Jared para que lo sostuviera en lo que él veía el contenido de dicha bolsita.

La desamarró y dentro de ella venía una caja de color negro. El corazón de Robert se detuvo, al parecer, si era lo que él creía. Su corazón estaba a mil, lo sentía latir tan apresuradamente que sentía que se le saldría del cuerpo y que su alma lo haría también.

Jared lo miraba fijamente a los ojos y esa sonrisa tan hermosa no podía significar otra cosa más que lo que él se estaba imaginando que contenía esa caja. La abrió cuidadosamente, sentía el corazón en la boca. Un anillo, sí, un hermoso anillo de oro era lo que sus ojos veían, era la razón por la cual su corazón se sentía estallar de la alegría y por lo cual le brotaban lágrimas de felicidad de los ojos.

Jared se acercó aún más a él con todo y perrito en mano.

—Sé que he cometido muchos errores a lo largo de mi vida, errores de los que me arrepiento sinceramente, pero de lo único que nunca me he arrepentido y nunca lo haré es de encontrarte y dejar que entraras a mi vida, —Robert se llevó una mano a la boca, se estaba conteniendo para no gritar de la emoción en ese mismo instante— y quiero que permanezcas en ella el resto de ella, quiero que estés conmigo porque te amo y porque no puedo imaginarme un mundo en el que tú no estés a mi lado, amándome y diciéndome lo idiota que soy  a veces. —tomó el anillo de adentro de la caja con la única mano que tenía disponible, bajó al perrito al piso y se arrodilló sobre una pierna, cual príncipe de cuento de hadas.

—¡Oh por Dios! —exclamó el castaño, no podía con la emoción y todo lo que estaba sintiendo al encontrarse en tan hermosa situación.

—¿Te casarías conmigo? —Jared estaba resplandeciente y muriendo de los nervios por dentro. No pasó nada de tiempo para que obtuviera una respuesta.

—¡SÍ! ¡SÍ! ¡CLARO QUE SÍ ACEPTO! —Jared se levantó inmediatamente y abrazó fuertemente a su novio, levantándolo un poco del suelo mientras lo hacía. —¡ACEPTO, ACEPTO!
Jared se separó de su ahora prometido y éste le tendió la mano para que pusiera el anillo donde debía de ir.

—Prometo hacerte el hombre más feliz del mundo. —susurró contra sus labios y después de esto lo besó inmediatamente, un beso en el que reflejaron el amor tan grande que sentían el uno por el otro.

De repente Robert sintió que algo le caminaba por los pies, era la hermosa bolita de pelos que había llevado el anillo.

—Oh, y él es tuyo. —le dijo el ojiazul.

—¿En serio? —preguntó aún más emocionado el castaño. Se inclinó un poco y recogió al perrito del suelo.

—Sí, y él tiene que estar el día de nuestra boda como lo estuvo en este momento. —Jared acarició la cabecita del nuevo miembro de la familia y este le lamió la mano.

—Por supuesto que lo hará. —afirmó el castaño con una gran sonrisa en el rostro. Esa era su familia, no podía sentirse la persona más dichosa sobre la tierra en ese momento, y todo era gracias al sonriente y guapo Jared, que había entrado en su vida como un remolino. Bendito el destino y sus planes retorcidos.


***

La sonrisa que iluminaba sus rostros era solo por una cosa, la cosa más genial de todas: SERÍAN PAPÁS.
Bill y Tom se habían comido a besos una vez que habían salido del consultorio del médico, se sentían las personas más dichosas sobre la faz de la tierra.

—Tenemos que ir a vivirnos juntos, quiero estar contigo y con mi hijo todo el tiempo. —Tom venía abrazando al futuro padre de su hijo.

—Claro que nos tenemos que ir a vivir juntos, tenemos que rentar un departamento para nosotros, aunque voy a extrañar a Andy y me va a odiar por separarlo de su sobrino.

—Puede visitarte cuando quiera, además, no falta mucho para que él también se vaya a vivir con George, su relación va muy bien por lo que he visto. —Bill asintió.

—¿Crees que George le haya dicho algo después de que le marqué para decirle que no íbamos a ir a trabajar hoy? —cuestionó.

—¿De verdad lo dudas? —preguntó sonriente. —George es una vieja chismosa, y Andy… bueno, Andy es Andy, no me sorprendería que ahorita que lleguemos a tu departamento esté brincando de felicidad. —Bill comenzó a reír.

—Tienes toda la razón. —llegaron al departamento de Bill y ambos entraron.

—¡FELICIDADES! —gritó Andreas inmediatamente después de que entró el pelinegro y el trenzado por la puerta. Abrazó al pelinegro muy contento y este le devolvió el abrazo de igual forma. El departamento estaba lleno de globos de felicitación y uno que otro de cigüeñas. Su amigo era un demente. —¡No puedo creer que no me hayas hablado para avisarme, Bill Kaulitz! —dijo haciéndose el indignado.

—Te dije que esta vieja argüendera le diría todo. —comentó Tom muy divertido refiriéndose a su primo, el cual se encontraba ahí sentado.

—¡Cállate y ven acá, futuro papá! —George lo abrazó y felicitó al igual que a Bill.

—Muchas gracias por todo esto, Andy, sabía que cuando esto pasara harías algo así, pero nunca me imaginé que en estas dimensiones. —todos comenzaron a reír.

Si de algo Bill y todos los presentes estaban seguros era de que a ese niño no le faltaría nada en el mundo, mucho menos amor por parte de todas las personas que se encontraban ahí.


***


Decirles a los papás de ambos había sido lo más difícil de todo. Días después de enterarse de la gran noticia que acontecía, Bill y Tom habían decidido avisarles a sus padres.

Con la mamá de Tom lo habían hecho por teléfono, ya que esta se encontraba en Alemania. Ella siempre había estado al tanto de que la relación de Tom con Bill se había retomado, y ahora estaba más que contenta al saber que le darían un hermoso nieto.

Con la mamá de Bill fue más de lo mismo, estaba muy feliz por la noticia. El padre de Bill no sabía cómo tomarlo al principio, y es que ¿cómo era posible que un chico pudiera tener un bebé? Era lo más loco del mundo, seguro que muchas personas con mentes cerradas los discriminarían y señalarían con el dedo por eso, pero también sabía que Bill era fuerte y que Tom estaría para apoyarlo. Su relación con Tom había mejorado, ya no lo odiaba como años atrás cuando había engañado a Bill cuando eran unos adolescentes. El padre de Bill podía ver cómo el trenzado había cambiado para bien, por eso le alegraba que su hijo y él estuvieran juntos aunque nunca lo admitiera.

Ahora solo que daba esperar al bebé, la nueva luz que llegaría a alumbrar sus días.


Perdón en verdad por la tardaza, pero tuve problemas técnicos con el blog. e_e 
Para las que tienen ask.fm y me quieran preguntar algo, lo que sea cuando estén aburridas, aquí les dejo el mio :http://ask.fm/MacPineda
Nos leemos luego. Besos.

5 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Oww! Tom es tan tierno!! xfa continua no puedo dormir por saber que pasa

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    1. Hola, éste Domingo subiré capítulo nuevo, espero y lo leas. Saludos.

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  3. Valla estoy releyendo todo el fic para poder retomar la trama, y recordé cuanto me gustaba y también pude notar lo mucho que has mejorado como escritora desde que lo empezaste, eres genial.

    Te mando un abrazo.

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    1. Hola Lily, tu eres de las más fieles seguidoras de mi fic desde que comenzó, gracias por seguir aquí a pesar de los años que me he tardado para terminarlo. Qué bueno que lo estés re leyendo y tomándole sabor de nuevo a la trama, prometo actualizar pronto.
      Y sí, al parecer sí he mejorado BASTANTE mi modo de escritura, pero tu comprenderás que solo tenía 16 años cuando comencé a escribir este fic.
      Espero seguirte viendo por aquí, saludos y que estés muy bien.

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